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Raúl retoma a Lage

Carlos Ríos Otero

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El decreto No. 261 de mayo de 1999, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, ha sido desempolvado por el gobierno. El mismo establece medidas con respecto al transporte privado y estatal, y corresponde aplicarlo a la Comisión de Viabilidad y Tránsito. Su objetivo es sancionar a los que utilizan indebidamente los medios de transporte.

Las medidas se enfocan en varias direcciones. En primer lugar contra los choferes privados, que usan sus vehículos para ganar dinero.  Les siguen los que manejan vehículos estatales que, en el camino de ida y vuelta al trabajo, transportan ciudadanos y les cobran, como si se tratara de un auto particular. A veces transportan pasajeros hasta el aeropuerto.

También se utilizan camiones estatales de carga para mudanzas particulares y los empleados de ómnibus interprovinciales y urbanos, aceptan dinero a cambio de “resolver problemas de transportación” privados. Se roba el combustible para revenderlo en el mercado negro. Oficiales retirados de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, sin licencia, dan viajes con sus vehículos al aeropuerto u ofrecen transporte para bodas y cumpleaños.

Cientos de almendrones (autos americanos que datan de antes de 1959), son propiedad de particulares que, con o sin licencia, los usan para ganarse la vida transportando pasajeros. Muchos de estos vehículos tienen adaptados motores de fabricación soviética o modificaciones de otros tipos. La mayoría de ellos pueden ser sacados de circulación fácilmente, principalmente por sus desperfectos técnicos y aludiendo a los peligros que su circulación implica.

El Ministerio de Economía informó que existe un sobre consumo de al menos 40 mil toneladas de combustible en lo que va de año, y reportó más de 2000 violaciones en el uso de los medios de transportación detectadas en la esfera oficial. En el sector privado inspeccionado se detectaron fraudes en el consumo de electricidad en el 10 % de los casos.

El ejército de trabajadores sociales que Fidel Castro dispuso para controlar  la malversación en las gasolineras, también apostó por la economía subterránea y sus jugosas ganancias. Es obvio que no va quedar títere con cabeza para hacer el cuento.

El decreto desempolvado fue obra de Carlos Lage, otrora secretario del mencionado comité. Nadie esperaba que a unos meses de enviarlo al “plan pijama”, la estrella de la economía nacional iba a estar, por carambola, otra vez en la palestra.