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Aung San Suu Kyi Miriam Leiva LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Una delicada mujer se enfrenta pacíficamente a la poderosa junta militar de Myanmar (Birmania) desde 1988. Aung San Suu Kyi, con su partido la Liga Nacional para la Democracia (NLD), ha movilizado a millones de hombres y mujeres, sangrientamente reprimidos en un país pobrísimo. El 19 de junio ella cumple 64 años. El pasado18 de mayo se efectuó la primera vista del juicio amañado, luego de varios días recluida en la cárcel Insein, famosa por las muertes y desmanes que en ella ocurren, acusada de haber recibido a un norteamericano que nadó el lago próximo a su hogar para obtener noticias sobre la situación real de ella. Llama la atención que no se hablara más acerca del pretendido visitante. Suu Kyi vivía tranquilamente en Gran Bretaña, pero decidió retornar a su país, cuando en agosto de 1988 los militares aplastaron una huelga general y tomaron el poder. Desde 1989 ha cumplido más de 12 años de prisión domiciliaria. En 1990, Suu Kyi recibió el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo, y en 1991 el Premio Nobel por la Paz. Internacionalmente existen sanciones contra Myanmar; en particular la Unión Europea las reforzó en octubre de 2004, porque el régimen no liberaba a “La Dama” como llaman a Suu Kyi sus seguidores, ni cumplía su compromiso de ejecutar una “hoja de ruta hacia la democracia”, que incluiría realizar una Convención Nacional para redactar una nueva Constitución, aplazada desde 1996. Su convocatoria se había realizado para el 17 de mayo, pero el partido NLD se negó a participar por ser totalmente controlada por el régimen. Nuevamente en 2005 se reunió la mascarada, y la Junta logró la entrada a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Los esfuerzos del pueblo birmano para alcanzar sus derechos son lesionados por los intereses de sus vecinos, específicamente China, India y Tailandia, que mantienen el comercio fronterizo y sus apetencias de hidrocarburos, lo cual ha propiciado mayores ingresos económicos al régimen, pero Myanmar sigue siendo uno de los países más pobres no sólo de la Península de Indochina. La ONU ha denunciado la depauperación creciente de la población, con una desnutrición muy elevada. En agosto de 2007 resurgió el movimiento de protesta en las calles, tan grande como en 1988. En septiembre se unieron los monjes budistas que caminaban con sus túnicas naranjas. Fueron violentamente reprimidos con el resultado estimado de 31 muertos y centenares de heridos. Ante el escándalo internacional, las arduas negociaciones llevaron al Presidente de la dictadura a permitir la entrada y conversar con el enviado de la ONU, Ibrahim Gambari, y el relator especial para los Derechos Humanos en Myanmar. Paulo Sergio Pinheiro fue autorizado también en noviembre a conversar con la luchadora secuestrada. Se estima que existen mil 850 prisioneros políticos, aunque es imposible saber la cifra real. El encarcelamiento arbitrario de Aung San Suu Kyi refleja la tensa atmósfera política y social existente en Myanmar, y su juicio sin garantías demuestra la cobardía de un régimen conmocionado por una tenaz mujer de principios, pletórica de amor por su pueblo. La comunidad internacional y cada persona de buena voluntad deben reclamar la liberación de esta heroína, ejemplo para todo el mundo. Vigente esta la afirmación de The Lady: “Incluso bajo la maquinaria estatal más represiva aflora la valentía, una y otra vez, porque el miedo no es el estado natural de las personas civilizadas”.
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