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La amenaza digital

Lucas Garve, Fundación por Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Silvia me miró asustada. Pensé que en estos días de anuncios de contagio de la fiebre porcina, algo más grave sobre el asunto anunciaba el periódico de la mañana. Pero no acerté con la noticia, para tranquilidad mía. El tema que el cotidiano trataba era la introducción de una nueva tecnología en Cuba. La televisión digital comenzará dentro de 15 años, se anunció.

Lo que para mí no constituía una gran novedad por el momento, alarmó a Silvia, Ella aún paga el televisor analógico que cambió por uno en blanco y negro, fabricado en la antigua Unión Soviética. Un Krim 318. Por ser jubilada, la mensualidad a pagar por el crédito al banco es mucho menor que la de un trabajador.

A pesar de vivir en un país con un atraso tecnológico de varias décadas en la mayoría de los sectores de la vida cotidiana, Silvia está informada por los canales de televisión de Miami de cuánto hace falta para instalar la TV digital. Me explicó que aunque no cambie el televisor analógico, tendrá que proveerse de un decodificador. “Eso me costará no sé cuánto. Acabaré de pagar mis deudas por la compra del refrigerador, el televisor, la olla arrocera, la olla eléctrica de presión, el ventilador, bastante después que fallezca. Mis hijos tendrán que encargarse de ella, si no lo harán mis nietos”, pronosticó.
 
Esa es la interrogante que preocupa a muchos ahora mismo. Incluso en un artículo a toda página en la edición de Juventud Rebelde, uno de los dos diarios nacionales, el entrevistado alude a los altos costos de la transformación tecnológica, las variantes de las normas de televisión utilizadas que se estudian y las posibilidades de compra de televisores preparados para recibir la señal digital.

Quizás, al periodista y al entrevistado se les escapó el hecho de que dentro de 15 años, la mayoría de los cubanos será una población adulta mayor de 60 años, donde los jubilados alcanzarán una cifra mayor que la de la población laboral activa.

La cuestión será si la nueva tecnología estará al alcance de las pensiones de jubilación, o si el costo de introducción en los hogares agravará la situación económica de emergencia que ya padecen tantos jubilados. Por otra parte, ¿podrá el Estado hacerse cargo de tantos millones de pesos de deudas de la población por la adquisición de electrodomésticos?

Estas y otras interrogantes más acerca del tema preocupan cuando ya se inician las pruebas de los cuatro sistemas propuestos por los representantes comerciales a sus homólogos cubanos, quienes tendrán la responsabilidad de elevar al Gobierno la propuesta más viable para ser instalada en la isla. Habrá que esperar de aquí a 15 años para saber si ocurrirá como con otros planes y proyectos gubernamentales. El camino del infierno se asemeja a veces a una autopista de buenas voluntades.