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La mesura de Barack Obama

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El Presidente Barack Obama obró con mesura cuando expresó que para iniciar un diálogo con el gobierno castrista éste debe, primeramente, reducir los altos impuestos que cobra sobre el dinero que se envía desde el extranjero a las familias cubanas.  

Eso está bien. Pero, hay más. ¿Cómo se entiende que un gobierno  humanitario, como se auto califica el cubano, cobre sumas exorbitantes para permitir un ciudadano se case con un extranjero? 

¿Cómo se entiende que el pasaporte más caro del mundo sea el cubano, que además precisa ser renovado cada dos años?  

¿Cómo se entiende que un cubano con permiso para residir en el extranjero tenga que pagar por permanecer días o meses en Cuba?  

El gobierno cubano le saca grandes lascas a sus ciudadanos, vivan o no en el país. Los impuestos aduanales nadie los imagina. Un cubano, por ejemplo, que vive en Cuba, debe pagar 600 dólares de impuesto para entrar una laptop por el aeropuerto internacional.


¿Y qué decir de los precios de los alimentos que se venden en moneda convertible en Cuba, principalmente a quienes reciben remesas del extranjero? En Cuba -donde un médico gana alrededor de 30 dólares al mes- una libra de aceite vegetal  tiene un costo de 2.20 pesos convertibles, un peso convertible equivale a 1.20 dólar. Dos muslos de pollo alrededor de 3 pesos convertibles y un kilogramo de arroz 1.90 pesos convertibles.

Precios más altos que los que se paga por esos productos en Estados Unidos o Europa. 
Supuestamente el aumento de cargos a las remesas fue impuesto como respuesta a la decisión del ex presidente George Bush de limitar la cantidad de dinero que los cubano americanos enviaban a sus familias de Cuba. Esa limitante ya no existe, y sin embargo, el régimen castrista continúa sacando grandes lascas de las remesas.  

¿Cómo se entiende todo esto? Muy fácil. A los hermanos Castro les importa un comino la calidad de vida de sus coterráneos. En ese sentido y en otros muchos, Obama se quedará con sus buenas intenciones de dialogar y lograr un entendimiento entre su democracia y la dictadura comunista cubana.  

Baste conocer que de forma simultánea, mientras Barack Obama insistía con inteligencia y delicadeza en acercarse lo más humanamente posible a Cuba, el régimen castrista negaba las visas a una delegación de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, que planeaba discutir temas religiosos con fieles, líderes eclesiásticos y representantes gubernamentales.  

Sinceramente, no creo que haya diálogo alguno mientras Raúl Castro viva a la sombra melancólica y patética de su hermano, el dictador.