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SEVILLA, España
Omar Pernet Hernández, el mediador, convence al ayunante de Santiago de Compostela para que vuelva a la vida

 “Yo no elegí el momento de ponerme en huelga, ese momento me eligió a mí. Yo sentí a Orlando como a un hermano, y a veces la vida te exige un compromiso con los demás. No puedes mirar hacia otro lado”

SEVILLA, España, marzo, www.cubanet.org -Omar viajó a Santiago, desde Madrid, el pasado lunes, para acompañar a su “hermano” Javier Fdez. Castillo en su ayuno de 25 días, en solidaridad con Reyna Luisa Tamayo, y por la liberación de los 26 presos cubanos más enfermos. Omar y su “hermano” Daniel Frontela. El cirujano y ex preso político  Dr. Eduardo Vidal Franco se ofreció a llevarlos en su coche, y salió de madrugada desde Badajoz, donde reside. El viaje es agotador, ocho horas, la mitad por carreteras de montaña; para el doctor, doblemente agotador. Para las piernas de Omar, una tortura, pues está confinado en una silla de ruedas, resultado de las torturas que le infligieron sus carceleros y médicos durante los 22 años que pasó en prisión. Venía ya dolorido de Berlín, donde se había reunido con unos diputados y había abierto otra delegación de su “Movimiento de Derechos Humanos Mario Manuel de La Peña”, que tiene delegaciones en Cuba, Miami, Europa y España..

Omar no mencionó si intentaría convencer a Javier para que depusiera la huelga de hambre; sólo me comunicó que quería acompañarlo. Javier, de 37 años y más de diez en Santiago, nació en Santiago de Cuba, ciudad hermanada con la gallega,  es músico y “se quedó” tras una gira. Está casado con una gallega, tienen una niña de 4 años y otra a punto de nacer. Decidió ayunar frente al Consulado cubano en un arrebato de dolor: salió “mangao”, cuando vio a Raúl Castro y Lula da Silva reírse en la televisión mientras el cuerpo de Orlando aún estaba caliente. Javier- preguntado en una entrevista colgada en You Tube, grabada por un  gallego, un tal Gabriel - declaró: “Yo no elegí el momento de ponerme en huelga, ese momento me eligió a mí. Yo sentí a Orlando como a un hermano, y a veces la vida te exige un compromiso con los demás. No puedes mirar hacia otro lado”. 

La larga ola de frío y la habitual humedad compostelana, con los eternos chaparrones y la llovizna que te cala los huesos, no ayudan a soportar el hambre, sólo mitigada por bebidas isotónicas y el suero que le suministraba un médico amigo. Para él, sin embargo, lo más incómodo era no poder ducharse: un pulcro cubano. Tampoco ayuda dormir en un coche, ni levantarse entumecido; ni que una hija de 4 años y una esposa a punto de dar a luz  se hagan muchas preguntas: iban a verlo, y la pequeña gritaba al Consulado: “¡Viva Cuba Libre!”: cuando me lo contaba Javier, su última noche de ayuno, se reía a carcajadas: se le notaba la voz cansada, pero firme en su propósito.

Yoani Sánchez se había puesto en contacto con él para que desistiera.

Omar y los dos amigos pasaron la noche en el coche del doctor, mientras Javier y su “hermano” cubano, Alex Sancesario, que no ha ayunado pero lo ha acompañado durante 25 días, dormían en otro coche prestado por un vecino. Había sido una noche larga de conversación. Omar habla lenta y claramente, tiene una voz que transmite la llaneza y la sensatez de un guajiro villaclareño, y llegó al corazón de Javier: una hija en camino que se encontraría con “un cadáver”, así me dijo que le había dicho. El chico lloró y se abrazó a Omar: le resultaba insoportable deponer la huelga y dejar sola a Reyna Luisa y a los presos enfermos.  Pero con Omar no pudo ni Castro, y Javier tampoco.

La intención de Javier de llamar la atención a todas las entidades oficiales y de Derechos Humanos se ha visto frustrada: la repercusión en los medios nacionales y gallegos ha sido nula.: sólo en Internet ha habido eco, un poco, de su lucha. La circunstancia de que el Consulado se halle enfrente de la residencia del presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, del PP, dio a Javier la esperanza de poder hablar con él, para que emitiera un comunicado a las autoridades consulares; sin embargo, “ni me miró”. El alcalde de Santiago, igualmente del PP, José Sánchez Bugallo,  acudió a una reunión con los vecinos del barrio - Casas Novas- , quienes le pidieron fuera a hablar con Javier y atendiera sus demandas. El alcalde pasó brevemente para conminarle a que abandonara el ayuno. Los vecinos, dice Javier, han sido los únicos que lo han apoyado durante los 26 días, junto a la pequeña “Plataforma Galaico- Cubana Orlando Zapata”, cuyo portavoz es el profesor de Sociología de la Universidad de Santiago Miguel Cancio.

La columnista del portal “Libertad Digital” Cristina Losada publicó ayer un interesante artículo: “Feijóo y la derecha gélida”, donde escribe que Javier “se ha dado de bruces con el silencio. (…) Feijóo representa la vieja tradición de la derecha: tecnócratas que detestan involucrarse en la controversia ideológica”. Y que se la dejan a la izquierda. “Se impuso la frialdad de las almas de contable”, concluye  Cristina. Sólo el secretario general del PP en Galicia se interesó por Javier. Recordamos a Franco, a Fraga, a tantos franquistas gallegos que admiraban a Castro: me han dicho que en Cuba había muchos.

La última noche de ayuno, Omar llamó a la prensa: EFE, Europa Press, ABC, la BBC; Javier también la había llamado durante ese mes, pero nadie había acudido. La Policía Nacional se presentó frente al Consulado, ante las quejas del Cónsul por el “desorden público”. Omar dialogó con ellos: “España no es Cuba: aquí no es delito manifestarse ni que los medios cubran un acto de protesta”; les contó de su paso por las prisiones de Castro e, imagino, miles de cosas más. La policía los respetó, y le dijeron que el Consulado les había llamado infinidad de veces para que se llevaran a Javier, que ponía música de unos “raperos cubanos “(“Los Aldeanos”, me había dicho Javier).

Al día siguiente fueron todos al Parlamento Gallego, a entregar una petición para que la Cámara se solidarizara con los presos y emitiera una declaración al Gobierno cubano. Los acompañó Francisco Bacallao, del  “Movimiento Popular Cubano” en España. Los recibió “una señorita parlamentaria del PP, muy amable”, en palabras de Omar, a quien entregaron 50 firmas que habían recogido en un día, y pidieron copias del documento sellado.

Omar está de vuelta en Móstoles, una ciudad dormitorio al sur de Madrid, rabiando con su pierna y dispuesto a visitar a su doctora de la Seguridad Social. Al menos tiene a su médico, su modesto piso cuyo alquiler sufraga Exteriores y nada más. El subsidio que le otorgó la Comunidad de Madrid - iniciativa de su presidenta, Esperanza Aguirre, ante la congelación de los fondos de Exteriores a estos presos desterrados que el propio Gobierno trajo- aún no lo ha cobrado: la burocracia. Omar se deshace en elogios con los vecinos del barrio, que le ofrecen cariño y apoyo; con su casera, que se le ofrece a hacerle la compra; pero sobre todo con su vecina, Rosa Fdez. Manterola, nacida en Talavera de La Reina (Toledo), que le cocina y le hace las tareas del hogar, “como una hermana”. El no tiene queja de la gente de aquí. Al contrario, aprecia a los españoles.

En Cuba tiene a su madre y a muchos parientes. En Miami a su hermana Mirta y a dos sobrinas, una de ellas, Berta Antúnez, una valiente activista. En España tiene a “Pernet” y a “Hernández”, me dice un poco melancólico, a los amigos de “Cuba Democracia ¡Ya!”, y a muchos que no paran de llamarlo por el móvil mientras hablamos por el fijo: “luego hablamos; estoy hablando de trabajo por la otra línea. Sí, ya parió: una hembra”

Sí, Javier ha tenido una niña: se llama Celia.. Todos están bien. No tienen Internet ni línea telefónica en casa. Sólo un móvil con tarjeta prepago que ayer no tenía saldo. Tiene una dirección de correo, y espero que Uds. le escriban: cubasi@live.com

Omar piensa seguir en lo suyo: “Todos unidos, no podemos dividirnos, porque ESTO tiene que acabarse  ya”.