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Los descubrimientos de Granma

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El periódico Granma comenzó a publicar espectaculares descubrimientos de la realidad cubana. Aunque desde hacía  meses se conocía la existencia de la crisis económica mundial, sus desastrosos efectos supuestamente sólo impactaban a otras naciones. A finales de mayo, sorpresivamente, Granma indicó que “asombra que a estas alturas muchos compañeros no aprecien la gravedad de lo que está sucediendo en el mundo, lo vean como algo ajeno y lejano y por eso no aterrizan”.

Luego repitió la consigna “ahorro o muerte”, formulada tiempo atrás por Francisco Soberón, Presidente del Banco Central de Cuba, quien semanas después renunció a su cargo en el BCC, a su membresía en el Comité Central del PCC y a su cargo de diputado de la Asamblea Nacional, dejando atónitos a los cubanos.

Sin embargo, los descubrimientos de Granma no quedaron ahí. En posteriores ediciones ha llegado a reconocer que el mayor derrochador de electricidad en Cuba es el sector estatal –particularmente el presupuestado. 

Según la periodista Susana Lee, “se conoce de estudios e inspecciones que corroboran tal afirmación: más de 3 mil violaciones detectadas en entidades estatales, empleo de un 30,0%  más de los portadores energéticos requeridos por sus labores, consumo 22 veces mayor que en las viviendas…”

Pero eso no para ahí. El 24 de junio, un periodista de Granma llegó a la genial conclusión de que “un día podremos prescindir de una maleta de dólares y de un barco granero que da la vuelta al mundo y nos trae de la lejana China los frijoles que pueden cultivarse, con más sabor y mucho menos costo en Quivicán o Ciego de Ávila”

Provoca estupor la nota aparecida el 23 de junio, donde se afirma que “el costo anual de un estudiante de secundaria en el régimen urbano es de 297 pesos por 848 en el sistema de escuelas en el campo”.

Eso revela la intención de por lo menos reducir sustancialmente un experimento que a través de decenios causó muchos daños a la sociedad, al separar a los adolescentes de sus familias; además, sin que existieran en las escuelas secundarias en el campo las condiciones mínimas para educarlos y formarlos adecuadamente.  No se trata solamente de los ahorros que se harán en transporte: alimentos, vestuario y combustible, aunque las enormes inversiones en cientos de edificaciones en el campo no se sabe para qué servirán, quizás se conviertan en casas de vecindad rurales para las miles de personas que las perdieron por los huracanes. 

Pero sí es seguro que en ese nefasto experimento muchas vidas quedaron marcadas por las peores experiencias y la deformación de decenas de miles de jóvenes; precio mucho mayor que el derroche de recursos invertidos en la “nueva escuela”, lisonjeada por Silvio Rodríguez.

Ojalá los descubrimientos de Granma continúen. Quizás en algún momento llegue a reconocer que esos desastres son el resultado de un sistema disfuncional e incompetente, y el enfermizo empecinamiento de determinadas personas por mantener su control y dominio absoluto sobre el pueblo.