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Cañón informativo sobre Honduras

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Con la destitución del Presidente de Honduras Manuel Zelaya, el domingo 28 de junio, concluyó de la peor manera posible su forcejeo con el general Romeo Vázquez, destituido como jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas por no apoyar al mandatario en una consulta popular para reformar la Constitución del país.

Los magistrados de la Corte Suprema de Honduras ordenaron la restitución del general Romeo Vázquez, quien recibió el apoyo del ministro de Defensa Edmundo Orellana, los comandantes del Ejército Miguel García Padeget; de la Fuerza Aérea, Luis J. Pince, y de la Fuerza Naval, Juan Pablo Rodríguez, los cuales dimitieron en adhesión con Vázquez; mientras el Presidente Zelaya desafiaba a la Corte y al Congreso de la República, opuestos también a la reforma constitucional.

Si bien es un problema de política interna, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y otras naciones se apresuraron en repudiar la solución y exigir la restitución de Manuel Zelaya como presidente de Honduras.

Tres razones mueven al régimen cubano a resaltar el hecho. Primero: nuestro gobierno convirtió su embajada en Tegucigalpa en cuartel de la misión estatal integrada por 487 cooperantes en varios sectores. Segundo: el Presidente Zelaya apoya a la dictadura de los Castro y se declaró un hombre de izquierda, aunque es un rico hacendado. Tercero: el interés del mandatario en modificar la constitución para ser reelegido confirma el continuismo presidencial latinoamericano auspiciado por Hugo Chávez en Venezuela, principal aliado económico y político de La Habana.

Tales razones justifican en parte la demencial campaña informativa de nuestros medios en torno a la solución en Honduras. Los sucesos son lamentables. Hay que restablecer el orden constitucional en esa nación. La negociación es imprescindible. La bola acaba de pasar a los mecanismos regionales y a la diplomacia internacional.

En Cuba los medios de comunicación están de fiesta, el golpe contra un aliado es la nueva columna de humo contra el imperialismo, la oligarquía latinoamericana y la “hipocresía de las naciones de Europa”. El Noticiero nacional, la Mesa redonda, el Granma y los periódicos provinciales, la radio y otras fuentes censuran a los “golpistas”  y exigen el retorno del presidente Zelaya, a quien Fidel Castro elogió por su intransigencia antes de ser depuesto.

La magnitud del cañonazo informativo sobre Honduras recuerda el ardor de nuestros periodistas y locutores ante el intento de golpe dado en el 2002 a Hugo Chávez, el ex golpista que ahora exige desde la OEA la rendición del Congreso y los oficiales hondureños.

La única nota novedosa la puso ayer Bruno Rodríguez. El canciller de Cuba afirma que ha pasado la época de las dictaduras militares en el continente. ¿Se habrá olvidado que él representa a la dictadura más vieja de la región?

Podemos entender los cañonazos informativos contra la violencia, pero ¿por qué el régimen cubano no condenó la invasión soviética a Praga o Afganistán? ¿Por qué no denunció la masacre de Tiananmen en 1989? ¿Por qué calla ante la represión de los ayatolas en Irán o las amenazas nucleares del líder comunista de Corea del Norte? ¿Será cuestión de principios o pasión por las mentiras?