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Para hablar con Dios

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) – Víctor Hugo escribió que el inglés es ideal para hablar de negocios, el alemán se hizo para las ciencias, el francés es el lenguaje del amor, y en cuanto al español, sentenció: “¡Ah, el español, ese es el idioma para hablar con Dios!”. Los cubanos, sin embargo,  estamos incomunicados con el cielo.

Los brotes de verborrea de arrabal y pérdida del  sentido de orientación a la hora de ubicar las pausas, los puntos y las comas, tanto en la forma oral como escrita, tienen a los lingüistas dentro de la Isla a punto de cortarse la lengua por  inservible.

Es verdad que el bloqueo norteamericano contra el empleo de la H, unido a la imposibilidad de importar, por costosas, un lote de C de la India, y al vil secuestro de los signos de puntuación por un comando zulú, obligan a no usar la primera ni en la palabra hambre; a cambiar la segunda por la K en realidades como Kaos, y a no emplear ningún punto que ponga freno al escapismo verbal de miles de cubanos.

No obstante, resulta vergonzoso que tantos compatriotas sepan pronunciar y escribir buenos días, jinetera, tabaco, paladar, brujero, ¿cómo está?, ¿de qué país procede? en todos los idiomas y dialectos del universo, menos en español. De continuar así, los enemigos de Cuba pensarán que sólo podemos o queremos comunicarnos con extranjeros.

Pero el “cubañol” será erradicado en el país. Esa mezcla de jerga cubana con castellano convertida en una epidemia nacional  que impide se comuniquen dos o más personas, hoy siente los efectos de una vacuna ortográfica fabricada en los laboratorios científicos HP, creadores del asterisco en el uso de la palabra LIBERTAD para orientar  a sus usuarios dentro de la Isla.

En esta primera etapa de la campaña de vacunación contra el Síndrome de Insuficiencia Ortográfica (SIO), los especialistas convocaron  a todos los estudiantes de la educación superior  que cursan el 4to y 5to año de sus respectivas carreras. Lápiz y libreta en mano, el sábado 16, a las 2 PM, desde San Antonio a Maisí, miles de cubanos fueron sometidos al primer examen diagnóstico de Ortografía (PEDO), para descartar cualquier signo de envenenamiento verbal, taquicardia en las conjugaciones, y falta de orientación en el sujeto.

Escribir al dictado cerca de 50 palabras, así como interpretar un  párrafo de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, pusieron a prueba los conocimientos de los futuros profesionales sometidos al riguroso PEDO.

Pero hay que estar alerta. Muchos no examinaron por no presentar carné de identidad. Otros quedaron suspensos. Algunos decidieron perder el año ante la duda del uso de la V o la B en ¿Vurros o bictoriosos? ¿Victoriosos o burros?

Sin embargo, los enemas verbales, la vacuna ortográfica y la dosificación del retroviral SIOCARÁ 1-1-59, de seguro eliminarán las crisis de “ortografobia” y la dependencia del “cubañol” en los infectados.

Mientras tanto, tenemos que seguir superándonos para hablar con Dios.