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Menos arroz

Osmar Laffita Rojas 

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Hace dos años que el Presidente Raúl Castro lanzó la voz de alarma ante el  crecimiento incontrolado del marabú y las malas hierbas en cientos de miles de hectáreas de tierra productiva. Sentenció en aquella ocasión que había que ponerle fin a ese desastre y comenzar a revertir la situación con profundos cambios que la agricultura demandaba. 

Los hechos hablan por sí solos. En aquel entonces, cerca de 1,2 millones de hectáreas estaban cubiertas de marabú y mal atendidas. De ese total, el 88% pertenecían al Estado, el 10% a cooperativas y sólo el 1% a campesinos privados. 

Tal parece que la burocracia puede más que el Presidente de la República. Son tales las trabas, los oscuros intereses que se mueven en las sombras, que desde el l7 de septiembre de 2008, fecha en que se inició la entrega de tierras ociosas en usufructo, se han procesado 100 mil solicitudes y solamente se han entregado 900 mil hectáreas. 

El arroz es el alimento principal de la dieta de los cubanos y su consumo anual sobrepasa las 700 mil toneladas. De ellas, el país cultiva y cosecha cerca de 200 mil. El resto se le compra a Vietnam y los Estados Unido a un precio que fluctúa alrededor de 500 dólares la tonelada. 

El ejemplo más elocuente del abandono en que se encuentra este cultivo es lo ocurrido en la provincia de Camagüey. En la década del 80 se sembraban y acopiaban más de 1600 caballerías del grano, con un rendimiento de 80 toneladas por caballerías y una producción aproximada de más de 125 mil toneladas anuales. Este año, con 640 caballerías sembradas, se reporta un estimado de cosecha cercano a las 50 mil toneladas, bastante distante de las producciones históricas de la provincia. 

En una situación similar o peor en cuanto a desatención y bajo rendimiento de este cultivo se encuentran las provincias de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Sancti Spiritus, Ciego de Ávila y Granma, otrora grandes productoras del grano.  

Como resultado del estado de abandono de toda la infraestructura agrícola e industrial, hay dificultades para garantizar la siembra, cosecha y procesamiento posterior del arroz. Ejemplo de lo anterior es la carencia de tractores, cosechadoras, secaderos, equipos para descascarar, molinos y almacenes, y el mal estado de los existentes. La mayoría de estos medios tienen más de 60 años de explotación y no pocos se encuentran en un estado de total abandono. 

Debido a esta calamidad, se gastan 400 litros de diesel como promedio para llevar una tonelada de arroz al secadero. Estos gastos conspiran con la verdadera eficiencia y encarecen el valor real de la libra de arroz. 

Una muestra de lo complicado del asunto es que Camagüey consume mensualmente tres mil toneladas del grano, cifra distante de la producción prevista en la provincia para el presente año.  

En cuanto a los productores particulares de arroz, la situación es más caótica. De las miles de hectáreas cubiertas de marabú y mal atendidas en toda Cuba, especialmente en Camagüey, en esta provincia, en lo que va de año sólo se han entregado a los pequeños productores la raquítica cifra de 2 mil 500 hectáreas.

Aunque el país tiene el potencial de autoabastecerse del grano, el gobierno cubano destina anualmente más de  250 millones de dólares a la compra del alimento, en lugar de priorizar el desarrollo del cultivo. El Instituto Nacional de Investigación de Arroz, conserva más de 2 mil 300 variedades del cereal como un importante fondo de semilla, lo cual constituye en estos momentos el mayor banco de germoplasma de América Latina.

Sobran los comentarios.

Ramsetgandhi@yahoo.com