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Las  ovejas descarriadas

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press 

LA HABANA, Cuba,  junio (www.cubanet.org) - Tal parece que tramaban fabricar cocteles Molotov con las Cartas de Pablo a los Tesalonicenses, o una mortal arma bacteriológica con el Salmo 23.

Treinta pastores evangélicos terminaron en la estación de policía a principios de junio, por insistir en la realización de una convención de las denominadas redes apostólicas cristianas, según dio a conocer  Juan Carlos González Leiva, miembro del Consejo de Relatores de Derechos Humanos.  

El evento tendría lugar en el perímetro del Central Macareño, en Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey, a 500 kilómetros al este de la capital.

No ajustarse al reglamento establecido para el funcionamiento de las entidades religiosas fue el detonante para frustrar la actividad. Su independencia tiene un precio dentro de una sociedad sometida al mismo estatus que rige en las prisiones de alta seguridad.

Saltar la cerca de las prohibiciones, renunciar a los amoldamientos circunstanciales, huir de las componendas tras bambalinas con el poder, son faltas graves que allanan el camino al acoso, la persecución, o a vivir un buen tiempo tras las rejas.

Mantener intactos los códigos morales y éticos en medio de un ambiente hostil, es parte de una cruzada permanente donde la mayoría opta por la claudicación, incluso personas entregadas a la fe cristiana.

En realidad, cuesta mucho resistir el terror sin hacer concesiones. No pocas iglesias dentro de Cuba han reformado el índice de prioridades. Para esquivar asedios, golpes bajos y una larga cadena de posibles y probables acorralamientos, apuestan por esconderse detrás de una religiosidad vacía.

Muchas veces, delante de los deberes, se anteponen intereses que van desde la obtención de pequeñas ventajas hasta el disfrute de  privilegios más sustanciosos.

Desconozco en detalles las metas y propósitos de esa reprimida entidad cristina que intenta crearse un espacio para expresar su fe, pero el mero hecho de estar fuera del control oficial, explica al menos una de las causas del evento represivo.

Por naturaleza, la ideología que prevalece en Cuba rechaza la vigencia de otros dogmas. El permiso que se extiende para el ejercicio de las diversas creencias no pasa del formalismo.

Esos paisajes de tolerancia son coartadas para desembarazarse de cuestionamientos, sobre todo los provenientes de instituciones internacionales dedicadas al monitoreo de los derechos humanos.

Una aceptación real de la iglesia en el sentido más amplio de la palabra iría en detrimento del diseño político del gobierno con su impronta dictatorial. Que haya templos y pastores de las más disímiles denominaciones no es sinónimo de libertad religiosa.

Al analizar el contexto donde vivimos es imposible soslayar los potenciales sometimientos -voluntarios o condicionados- de los líderes eclesiásticos, en la labor de zapa de los infiltrados en las congregaciones con la orden de desvirtuar y dividir, y en muchas otras maniobras en plena acción, o a la espera del momento oportuno para ser aplicadas.

Los guías y feligreses de las redes apostólicas deben estar preparados para mayores penalidades. Su insistencia en practicar la fe de manera independiente es un acto subversivo de acuerdo a las reglas actuales.

Nerón hubiese dictado la crucifixión de manera tajante. Ganas no les deben faltar a sus émulos cubanos.

Añorarían ver a las ovejas descarriadas ardiendo en la cruz. Seguramente esa era la intención en el fragor de los arrestos.

oliverajorge75@yahoo.com