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El General Resoples y la victoria en la OEA

Oscar Espinosa chepe

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Al igual que el General Resoples, personaje colonialista español de las caricaturas de Juan Padrón, el gobierno cubano proclamó victoria por la decisión adoptada en la XXXIX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, de dejar sin efecto la Resolución 6 del 31 de enero de 1962, que suspendió al gobierno cubano del sistema interamericano, la cual tuvo sentido dentro del marco de la Guerra Fría.

Sin embargo, no  tuvo en consideración que el texto aprobado en su punto 2,  señala: “La participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA”.

Es decir, que Cuba, para ingresar en la organización regional, deberá aceptar la Carta Democrática Interamericana y los demás documentos establecidos, incluidos los referentes al respeto de los derechos humanos, todo lo cual sistemáticamente se ha incumplido en Cuba durante decenios.

Después de la ebullición de alegría, cuando parece que el gobierno cubano ha analizado con mayor tranquilidad el texto de la resolución adoptada por aclamación, y respaldada por gobiernos democráticos, como los de Brasil, México, Estados Unidos y Canadá, ha comprendido el peligro que ahora lo amenaza al perder su hoja de parra y quedar al descubierto su juego antidemocrático.

Por ello, el Sr. Ricardo Alarcón reaccionó diciendo que de ninguna forma Cuba pedirá la inclusión en la OEA, conocedor de  que para hacerlo estaría obligado el país a dar pasos hacia el pluralismo político, permitir la libertad de opinión y asociación, establecer la división de poderes y otras medidas acordes con los Pactos Internacionales de Derechos Humanos que firmaron hace un año, pero que parece no tienen intención de ratificar, lo que los convierte en papel sin valor alguno.

En este contexto, la diplomacia norteamericana y sus aliados democráticos en el subcontinente, mediante una sagaz negociación, convirtieron el complot programado desde Caracas en compañía de sus sátrapas para hacer explotar minar el organismo regional, en una derrota impactante, saliendo, sobre todo la nueva Administración norteamericana, con aún más prestigio ante los pueblos latinoamericanos y caribeños.

El sueño divisionista de los que quieren fraccionar la región, fracasó en toda la línea. El continente es hoy una unidad económica, política y social, donde existen claras posibilidades y condiciones para la  complementación entre el norte y el sur. Más ahora que nunca, al haberse convertido la población de origen latinoamericano en Estados Unidos en la primera minoría, con más de 42 millones de habitantes, quienes representan un factor adicional de unidad y entendimiento, y simultáneamente existir una Administración que como en tiempos de Roosevelt, está consciente de la necesidad de integración continental, como herramienta básica para un estadio superior de prosperidad para todos los pueblos americanos. 

En esta ocasión, los generales Resoples de hoy fueron derrotados. Sin dudas seguirán siéndolo en el futuro.