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Honoris Crisis

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El pasado 4 de junio las comunidades de El Calvario, Reparto Eléctrico, Parcelación Moderna y Ciudad jardín, pertenecientes al municipio capitalino de Arroyo Naranjo, amanecieron sin la oferta de pan no racionado que se distribuye en puntos de ventas y bodegas. La panadería que elabora para estos territorios el “pan de diez pesos”, como lo llaman, limitó su producción para sumarse a la campaña de ahorro energético. 

Esto es sólo el comienzo en la aplicación de medidas urgentes sobre entidades productivas y de servicios que derrochen, o no, la energía del país. La crisis hacia dentro, esa que espigó con la caída del campo socialista europeo y ha sufrido mutaciones por más de veinte años, está lejos de ser consecuencia de las burbujas crediticias del neoliberalismo.

Me pregunto ¿a quién o a quienes le afectará esta inoportuna sobredosis de calamidades que se avecina? ¿Cuál renglón productivo será priorizado a costa del otro?  

Precisamente, el mismo día 4 de junio escuché las declaraciones de Norkis Arteaga, Directora General de SIMAB S.A, centro biotecnológico que ingresa al país alrededor de 50 millones de pesos convertibles cada año. Según Norkis, para el 2015 dicha entidad prevé “superar los 100 millones de dólares en exportaciones”. 

Se dice que la industria del níquel, hoy con pérdidas contabilizadas en 720 millones de dólares, y la turística, con un decrecimiento del 13, 7% en lo que va de año, tendrán que ahorrar energía. Si a esto le añadimos la suspensión de las cuotas adicionales de arroz y frijoles, el desabastecimiento en las Tiendas Recaudadoras de Divisas y los problemas en la transportación de los productos agrícolas acopiados hacia los agro mercados, entonces “crisis” no sólo será condenarnos a 2 ó 4 horas de apagones “planificados”. 

Pero de alicientes e innovaciones al auxilio se nutren los comunicados oficiales, claro, si ahorramos y hacemos un uso racionado de lo ajeno, como hemos hecho en 50 años de revolución. Digo esto porque también el 4 de junio me entero por el periódico Granma, que la Universidad Estatal de Economía y Comercio de Rusia, le confirió el título Doctor Honoris Causa al líder de la revolución Fidel Castro Ruz. 

Suena risible que el Consejo Científico del centro de altos estudios haya decidido por unanimidad conferir tal merito a Fidel Castro, uno de los principales deudores de la extinta Unión Soviética.  

Según valoraciones de este centro, el líder de la revolución cubana ha contribuido al “perfeccionamiento de la ciencia y la práctica de la política y la economía en nuestro país”, además del “aporte personal al desarrollo de la hermandad y la cooperación entre los pueblos y las juventudes de ambos Estados”. 

Teóricamente, la crisis repartida entre las potencias económicas del orbe, toca a menos entre las naciones del tercer mundo y los países en vía de desarrollo. De ahí la dependencia de una nación rica sobre una subdesarrollada en materia de recursos.   


El gobierno cubano prevé pérdidas del orden de los mil  millones de dólares, ingresados a través del turismo y la venta de níquel más cobalto en el mercado internacional. Las exportaciones de pescados y mariscos tocan fondo mientras que los productos inmunológicos y las vacunas antirretrovirales se venden al mejor postor. 

Cuba se declara en situación emergente. Para ello incrementa los instrumentos de control y llama al ahorro energético.  

Nada nuevo, más de lo mismo. Los ómnibus metropolitanos disminuyen su frecuencia, el pan liberado decide no salir a la venta y la cuota adicional toma vacaciones indefinidas. Ahí está el mérito, un título universitario para el máximo responsable. Honoris Causa u Honoris Crisis. Defínalo usted mismo.

odelinalfonso@yahoo.com