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Otra zurra

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press 

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - “Los van a aplastar como dos cucarachas. El castigo no ha terminado. Lo peor está por venir”. Eso son detalles de las previsiones de Humberto en relación al destino de Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque. Dos de los defenestrados miembros de la nomenclatura cubana, hace pocos meses.

“Regularmente se burlaban de Fidel, Raúl y Machado Ventura. Imagínate, los tres hombres que manejan los hilos de poder en Cuba. Además, hay evidencias fílmicas y sonoras de que favorecían una realineamiento político menos conservador, más pragmático”.

El otrora integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), habla de manera desenvuelta. Asegura que la fuente que le proporcionó los detalles es fidedigna. No obstante, lo delicado del tema y los esfuerzos de las autoridades en atajar cualquier tipo de filtraciones, invitan a mantener en alto los niveles de desconfianza.

Los rumores se entrecruzan obligando a una continua rectificación de posibles perjuicios para el ex secretario ejecutivo del Consejo de Ministros y el canciller designado por Fidel Castro en 1999.

Discriminar información para adentrarse en conclusiones más o menos exactas, es una tarea de titanes. Todo lo que circula en el ámbito popular en cuanto a la purga que incluyó a otros funcionarios de alto rango, entre ellos al secretario de de Relaciones Internacionales del Comité Central, Fernando Remírez de Estenoz, y al Presidente del Banco Nacional Francisco Soberón, es una amalgama de verdades e invenciones.

Nada de esto extraña. Es una práctica que nace de la falta total de información o de una sesgada cobertura periodística. En Cuba, forma parte de una estrategia gubernamental para, desde la ignorancia, contar con la posibilidad de manipular y confundir a la opinión pública interna.

Según mi interlocutor, Lage Dávila y Pérez Roque son los candidatos más proclives a ser castigados con mayor dureza por haber sido dos de los políticos más visibles dentro del círculo de poder. “Se manejarán acusaciones de índole política, pero como de costumbre, saldrán a la palestra graves delitos de corrupción, abuso de poder, prevaricación, entre otros que resalten la descomposición moral y ética de los acusados”, subraya Humberto con aires de profeta.

“No sería el primer caso, ya sucedió en el pasado con Luis Orlando Domínguez y Carlos Aldana por nombrar dos de los casos más sonados de destituciones”, alega en referencia a estos dos funcionarios que de desempeñaron al frente de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Departamento Ideológico del Comité Central respectivamente.

En realidad no espero tanto como un juicio público, pero sí otras variantes de escarmiento que corten desde la raíz cualquier evolución del sector crítico dentro del poder que aboga por revisar algunos de los postulados del sistema.

Hace algunas semanas se propagó la versión de un presunto suicidio de Carlos Lage. Después que le habían propuesto un cargo menor en un hospital, que aseveran rechazó de plano. Lage aunque fungía como el zar de la economía, es pediatra de profesión. 


Verdaderamente es complicado adivinar que está sucediendo y que va a suceder con las vidas de estos hombres que parecían intocables y con una promisoria carrera política al servicio de una de las dictaduras más longevas en la historia contemporánea.

De acertar Humberto con el anuncio de un inminente juicio, nadie va a lamentarse a no ser sus familiares y antiguos colaboradores.  Será mayor el número de quiénes aplaudan  o se cobijen tras los muros de la indiferencia.

La historia y las circunstancias acordonaron el destino de estos  funcionarios.
Ya son moradores de la desgracia y es muy posible que de esa órbita no salgan por el resto de sus vidas.

Fueron fieles servidores de un gobierno despótico, y hasta el momento no se han arrepentido. Puede ser que en el futuro alcancen las orillas del perdón. Lo difícil será olvidar su contribución a perpetuar el totalitarismo con su carga de desastres humanos y materiales.

Su infortunio no solo podría culminar con un juicio ejemplarizante. El manicomio y el suicidio pueden convertirse en puertas de emergencia. No es fácil que la miel del poder se les haya transformado en vinagre de un día para otro.