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Creatividad en tiempos difíciles

Valentina Cueto

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Las columnas cumplen una función estético-estructural. Son elementos que soportan la carga de los techos y embellecen las edificaciones. Las hay de los más diversos estilos y formas, pero todas deben ajustarse al doble papel para el que fueron creadas: sostener y adornar. Recientemente descubrí que no es cierto. ¿Por qué? De paseo por la barriada de Lawton encontré una serie de columnas que, en vez de soportar, eran soportadas y, lejos de embellecer, deslucían la fachada de la casa donde están emplazadas.

El paradigma de las columnas es la extraordinaria Sala Hipóstila del templo de Amón, construido durante el reinado de Ramsés II en el complejo monumental de la ciudad egipcia de Karnak. Una estructura cuyo techo, en sus tiempos de gloria, estaba sostenido por impresionantes y monumentales columnas con flores de papiro como capiteles.


Aunque en la actualidad sólo se conservan sus ruinas, el espectáculo que ofrece aún impresiona los sentidos: el visitante se siente apabullado ante tanta belleza y perfección.


Pero las columnas de Ramsés -el faraón vanidoso y egocéntrico que multiplicó su imagen, sedente o yacente, por templos y monumentos del antiguo Egipto- resistieron el paso de los años y la erosión del desierto sin resquebrajarse. Tanto es así que el techo del hipóstilo recinto brilla por su ausencia desde hace cientos de años, pero las columnas están tan campantes y saludables como si nada… Entonces, ¿serán verdaderamente columnas?

La Habana está llena de construcciones ruinosas y casas apuntaladas con madera: este panorama a nadie sorprende, aunque a todos apena. La carencia de recursos materiales necesarios para reparaciones hace de esta imagen un hecho cotidiano; salvo en áreas como Miramar, donde las viviendas y edificaciones tienen un aspecto cada vez más saludable y, en ciertos casos, hasta lujoso.

Sin embargo, el genio innovador de la vivienda de Lawton bateó para 500: colocó un cabestrillo a sus destrozadas columnas por medio de un innovador sistema de angulares, tornillos y soldaduras, como un ortopédico que enyesa un brazo o coloca fijadores de metal a un miembro lastimado. Las columnas están ahí pero, ¡de qué modo! ¿Por qué la ANIR no le otorga un premio al ingenioso inventor?

¡Ay, innovador cubano, que despliegas tu creatividad para atenuar carencias y miserias! ¿Se imagina el lector las columnas de la Sala Hipóstila de Ramsés II con todo ese acero encima? Adiós hermosas flores de papiro, fuera jeroglíficos misteriosos. Las columnas papiriformes serían conocidas como columnas metaliformes.