www.cubanet.org |
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor. |
Gumersindo murió no sólo de frio Tania Díaz Castro LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - En Cuba hay muchos hombres fuera de serie. La prensa nacional se ha encargado de entrevistarlos: Ortelio Santa María García, el hombre más alto del país, con dos metros y 16 centímetros; el más gordo, Arlei, con 605 libras; Joaquín Pedro González, quien con 81 años anda en patines por La Habana; cinco hermanos de Minas del Frío, todos retrasados mentales, y muchos otros que harían esta lista interminable. Pero jamás la prensa ha entrevistado a Gumersindo, un negro de 85 años, que en Alamar, reparto costero del este capitalino, se dedicaba, hasta hace sólo unos días, a repartir los tanques presurizados de gas a sus clientes, con un peso de veinte kilogramos cada uno. Lo curioso de Gumersindo era su personalidad. Tenía criterios propios. Gustaba de hablar claro, de forma directa. Discutía con cualquiera de tú a tú, con toda confianza, sin tener en cuenta que vivía en una sociedad convulsa, donde los policías políticos y algunos ciudadanos cómplices observan con una lupa el comportamiento de los que piensan por sí mismos. La policía lo tenía por incorregible, y últimamente apenas lo molestaba. Por eso Gumersindo seguía nombrando las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino. -¿No te parece que la única propaganda contra el comunismo que le ha salido gratis a los americanos es Cuba? ¿Cuál fue la fórmula para llevar a cabo el experimento? El bloqueo. ¿Qué ha hecho para mantener la propaganda? Mantener el bloqueo. Le pregunté de dónde había sacado esas ideas y me aseguró que se trataba de sus reflexiones luego de más de 80 años observando todo lo que ocurre a su alrededor. -Esta noche vamos a morir un montón de viejos, porque no resistiremos el frío sin comida. |