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Moscú, no cree en lágrimas Aleaga Pesant LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -El jueves 10 se septiembre se desarrollaron las actividades de Estado por el ochenta cumpleaños de Asela de los Santos, cuyos meritos principales son el filo castrismo, perseguir a los profesores con pensamiento liberal y ser Ministro de Educación durante el tristemente celebre quinquenio gris (1970-75). En el homenaje, participó la claque del gobierno. Un grupo de personas muy viejas donde predominaban uniforme militares y grados de General. Recibió la medalla Playa Girón, una replica en miniatura del Yate Granma y una pintura que recrea la imagen mas conocida del cuatrero argentino Ernesto Guevara. Esas destrucciones generacionales, solo ocurren en muy determinados casos donde confluyen una serie de factores como guerras, dictaduras y enfermedades. El pueblo judío es ejemplo de esa tragedia. Entre 1935 y 1945, perdieron siete millones de personas en Europa, entre asesinatos y enfermedades. En Cuba, por suerte, las generaciones desaparecen de manera natural. Lo excepcional de Compay Segundo, que llegó a la fama a los ochenta años, fue ser el último exponente vivo de una generación desaparecida de músicos y trovadores, donde se estaban María Teresa Vera, Sindo Garay, Miguel Matamoros o Beni Moré, por citar cuatro nombres. Acaba de morir Juan Almeida Bosque. Comandante de la Revolución. Según algunas fuentes el menos criminal de la cohorte monárquica de los Castro. Murió de viejo a los 82 años. Aunque se trata de amplificar sus meritos ante el Estado, como con Asela de los Santos, su preocupación principal fue la fidelidad a los hermanos Castro. Con el duelo oficial decretado por Estado totalitario, el pueblo sigue despidiendo a la generación de bandoleros que secuestro a la nación cubana. La muerte de cada uno de esos comandantes revolucionarios, es un paso hacia la democracia. En Cuba, como en Moscú, no creemos en lágrimas. |