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Acabar con la indisciplina en las escuelas Jaime Leygonier LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Inmediatamente después del homicidio del escolar de 12 años Daniel Castañeda Alayo por su profesor, Rolando, de 17, durante una riña en una escuela de La Habana, la reacción del gobierno fue ordenar al Ministerio del Interior “acabar con la indisciplina en las escuelas mediante el procesamiento y reclusión de los menores con problemas de conducta”. La versión oficial sobre la muerte del escolar el 1º de febrero afirma que fue accidental, que el profesor no tuvo intención de lanzarle la silla, sino que amenazó con arrojársela a otros escolares; se desprendió el asiento plástico y la parte metálica del mueble impactó al niño ajeno a la reyerta. El Departamento de Atención a Menores se ocupa de procesar legalmente a menores de edad con problemas de conducta “pre delictiva” y cuenta con los llamados Centros de Evaluación de Conducta que determinan cuáles de estos menores deben ser recluidos en la las escuelas de conducta. Según un joven negro egresado de una de estas llamadas escuelas de conducta “eso de que salvan a los niños con problemas es un cuento. Allí pase mucha hambre, los niños peleaban con navajas y los maestros nos abofeteaban y nos pegaban por la cabeza con cualquier cosa”. El procedimiento del Departamento de Atención a Menores consiste en investigar a los niños y a sus familias, procurar que los padres impidan las malas conductas y atiendan a los menores y de no hacerlo así, procesar y multar a los padres, y como último recurso enviar a los menores a los reformatorios.
En junio de 2007 la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que preside el Sr. Elizardo Sánchez Santa Cruz, conoció de dos casos de niñas hijas de disidentes amenazadas con el reformatorio por oficiales del Departamento de Menores, que violaron el procedimiento y dañaron psicológicamente a las niñas con interrogatorios por falsas malas conductas—una de estas escolares es la hija de quien escribe estas líneas. La fuente pedagógica opina que. “Tras la muerte del niño no se les ocurrió devolver a sus familias en provincias lejanas a los maestros adolescentes que carecen de condiciones elementales para el magisterio y atraer con mejores condiciones de empleo a los profesores que huyeron del Ministerio de Educación. Se les ocurrió esta barbaridad de reprimir, y por el cumplimiento de la consigna es de temer una cacería de brujas para la que no tienen ni siquiera suficientes reclusorios”. |