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Inversionistas “a Pepe” José Hugo Fernández LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - En los últimos meses, sobre todo antes del paso de Ike y Gustav, era fácilmente perceptible aquí la avanzada de un grupo de cubanos residentes en Florida que al parecer habían resuelto convertirse en inversionistas “a Pepe”, cansados quizá de esperar por una apertura que les permita invertir en su tierra los modestos ahorros acumulados durante años de trabajo y lucha. La realidad –abundantemente conocida al nivel popular- es que tal avanzada de inversionistas nacionales a Pepe era ya un hecho cierto, gustase o no a las autoridades, y aún cuando lo desconocieran o simularan más o menos desconocerlo. El impasse que ahora tiene lugar debido a la catástrofe sacada a flote por los huracanes, no significa que esta iniciativa haya quedado trunca. Al contrario, si acaso tal vez resulta aconsejable que nuestros inversionistas a Pepe reorienten propósitos justo a partir de la nueva coyuntura. Si antes del fenómeno natural constituía un acto de justicia permitir a esos cubanos invertir lo que tienen en el bienestar y la prosperidad de su familia y sus compatriotas, hoy, cuando nuestra miseria toca fondo, además de un elemental gesto humanitario, sería una respuesta dictada por el sentido común. En días recientes, durante la inauguración en La Habana de la XVI reunión del Comité Hispano-Cubano de Cooperación Empresarial, quedó bien clara la advertencia de que en este momento, quizás como nunca antes, Cuba necesita alternativas para la revalorización de su mercado interno, como única vía para atraer inversiones extranjeras que le permitan sacar la cabeza del atolladero, para colmo en medio de una seria crisis financiera internacional. Si es así, ¿y qué duda cabe?, no existe un solo razonamiento atinado ni un solo presupuesto con decencia (ni en Cuba ni en los Estados Unidos) que fundamente la prohibición de que son víctimas los cubanos residentes en el exterior para venir a su país cada vez que les salga del alma y para invertir aquí, en beneficio general y propio, su dinero, su talento, su experiencia y sus ansias de progreso.
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