www.cubanet.org
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor.
 

Violencia represiva, sexo y criterios discordantes: ¿Síntomas del destape cubano?

Miguel Saludes

MIAMI, Florida, septiembre,  www.cubanet.org -Imágenes llegadas de Cuba en las últimas semanas de septiembre exponen dos ángulos diferentes de un cambio que se verifica en el marco de un sistema que apostó por el inmovilismo del poder totalitario al estilo estalinista.

La primera reseña se produjo durante una inusual protesta estudiantil, protagonizada por un grupo no menos ajeno al entorno cubano. En Jagüey Grande, Matanzas, becarios pakistaníes escenificaron un  desorden que sirvió de pretexto a las fuerzas represivas cubanas para mostrar sus mejores galas. Los estudiantes extranjeros fueron rodeados por efectivos apertrechados con modernos equipos anti motines. Por vez primera aparecieron los cascos, escudos, chalecos y otros implementos que desde hace tiempo se sabe existen en los almacenes de los cuarteles de la policía especializada para enfrentar este tipo de hechos. La existencia de esos dispositivos en el país, no era noticia. La gente comentaba hace tiempo de las adquisiciones hechas en Francia, España y otros lugares, arribadas a puertos cubanos de manera muy discreta. La vista larga del sistema totalitario había previsto la eventualidad de su uso, viendo lo ocurrido en los recintos del bloque soviético. El preludio fueron aquellos uniformes negros con el distintivo del gallo de pelea y la presencia del pastor alemán, patrullando las calles habaneras. La idea de las brigadas de respuesta rápida ayudó a evitar el despliegue de una realidad que en Cuba ha sido asociada al capitalismo salvaje.

Aunque lo ocurrido en la escuela matancera no era para consumo nacional, es indudable que a estas horas mucha gente debe saber sobre la protesta, y lo que es más importante, el emplazamiento de las fuerzas de contención policial. Esa es la premisa que sirve de aviso por los tiempos que se avecinan, y que no prometen pasividad. Por si acaso se afloja la tapa para que aflore el autoritarismo militar en toda su magnitud.

La segunda imagen, con un sentido contrario a la anterior, se produjo en un club capitalino, al parecer ubicado en la zona playera de Guanabo. Varias jovencitas exhibían sus cuerpos desnudos en una especie de competencia con ribetes lindantes en lo pornográfico, con poses y actos explícitos que no dejaban espacio a la duda.

Tampoco es noticia que desde hace años en Cuba se producen hechos de esta índole. Incluso antes de que cayera el Muro de Berlín.  Pero el régimen hizo entender que si bien no podía evitar su incidencia, aplicaría ejemplares castigos cuando descubriera o simplemente sospechara la práctica de estos actos.

La desordenada fiesta habanera tomada en el video de un aficionado, es un signo del otro destape que ocurre en una sociedad que quiso mostrase como modelo de moralidad, donde cosas de este tipo eran impensables, quedando como referencias de la vieja sociedad superada o de la decadente sociedad capitalista que impera en otros países.

No solo se trata de videos. Menudean cartas, declaraciones y frases pronunciadas en ciertos círculos, algunos no tan abiertos, donde personalidades destacadas e identificadas con la gesta revolucionaria, manifiestan críticas, hablan de la necesidad de cambios o exponen criterios que contradicen los postulados partidistas. Este destape, aún incipiente y poco sustantivo, es el indicio de que la sociedad cubana se va encaminando hacia un destino diferente al que le habían trazado los comandantes de la Sierra.

A finales de los años setenta España fue testigo de aquel “destape” consecuencia del paso del franquismo a la democracia. El final de la dictadura franquista, de moral estricta, católicamente correcta y fanáticamente anti comunista, marcó la explosión de todo lo que había sido represaliado por décadas. Parecía que la sociedad, desbocada tras años de férreo control,  quería expresar de un golpe todo lo que le había sido prohibido por el Generalísimo. En Cuba poco pudimos ver de aquella experiencia. Pero las revistas que lograban burlar el cerco del socialismo tropical daban la medida. No había límites. Hasta en serias publicaciones abundaban los desnudos corporales y políticos. Ninguna deidad humana de las establecidas en aquella época quedaba incólume ante la burla de los medios.
 
Comenzando por Franco y terminando por el propio Fidel Castro, cuya caricatura solía ser acompañada por las de Pinochet, Somoza, Brezhnev y el viejo Mao.

A diferencia del español, este desarrope a lo cubano sucede aún bajo la mirada tiránica del castrismo. Como en todo destape, se suceden las sorpresas y no todas son agradables ni deseables. Pero solo desenmascarando los problemas, haciéndoles frente de manera cívica y desprejuiciada, es que podrá avanzar la sociedad. En ninguna existe la perfección. Una realidad que deben confrontar los cubanos de la isla, adormecidos por medio siglo de fantasías paradisiacas de un sistema que nunca funcionó ni funcionará.

Claro que la meta no puede ser la liberación sexual. Mucho menos el descorche violento que justifique la coerción policial.  La única verdad es que el camino hacia la democracia no es una vía trillada y adornada con flores. Muchas espinas y terreno duro habrá que desbrozar en ese empeño. Los destapes que estamos presenciando y los que se irán produciendo son una pequeña muestra.