www.cubanet.org
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente y su autor.
 

El golpe que no fue

Miguel Saludes

FRASE: Los primeros informes salidos a la velocidad de Internet, daban a conocer los hechos de violencia ocurridos en Quito y otras ciudades ecuatorianas

MIAMI, Florida, octubre, www.cubanet.org - «El Presidente Rafael Correa se muestra firme e indoblegable. El pueblo está mucho más organizado. El Golpe a mi juicio está ya perdido». Así manifestó el ex gobernante cubano Fidel Castro su juicio sobre el conato de rebelión protagonizado por efectivos de la policía en Ecuador. La rápida reacción del Comandante ante la supuesta intentona golpista se tradujo en una breve reflexión titulada Noticias inverosímiles, publicada de inmediato.

Los primeros informes salidos a la velocidad de Internet, daban a conocer los hechos de violencia ocurridos en Quito y otras ciudades ecuatorianas, donde efectivos de la policía en un número calculado en menos del millar, protagonizaron un acto de insubordinación grave. Las imágenes del presidente Correa, desafiando la protesta o con la cara cubierta por una máscara anti gases, recorrieron el mundo en instantes. Lo mismo ocurrió con los pronunciamientos del mandatario haciendo ver que se enfrentaba a algo más que un motín de uniformados descontentos.

Pocas horas duró el descontrol ocasionado por los rebeldes. Tiempo suficiente para que el gran hermano Hugo hiciera un llamado dramático, casi teatral, pidiendo solidaridad con su colega. "Están tratando de tumbar al Presidente Correa. ¡¡Alerta los pueblos de la Alianza Bolivariana! Alerta los pueblos de UNASUR! Viva Correa!!".

Una vez que las cosas volvieron a la normalidad fueron saliendo los detalles de este episodio, inverosímil, increíble, dudoso e inexplicable.

Todo hace indicar que el detonante de la crisis tornada en política, tuvo su origen en la promulgación de la Ley Orgánica que afectaba salarialmente a los miembros del servicio público, militares y policías. Se había pedido por parte de estos últimos la revisión de dicha ley porque la misma atentaba contra el derecho de los afectados. Algunos de los amotinados expusieron ante la prensa lo injusto de quitar beneficios y negar aumento de sueldos a quienes se juegan la vida en la lucha diaria en las calles contra la delincuencia.

La actitud del presidente fue tajante. No se sabe si por soberbia o por frío cálculo de una estrategia bien estructurada, Correa manifestó que no había marcha  atrás para la aplicación de la discutida Ley de Servicio Público, rechazada por la policía y hasta por varios integrantes de la misma Asamblea Nacional, que terminó por aprobarla.

Llevada la situación al extremo solo quedaba esperar que se produjera el estallido, algo que no es extraño en un país donde los ánimos se caldean con rapidez. El propio Rafael Correa ha tenido que superar fuertes altercados con las comunidades indígenas. Precisamente Marlon Santi, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), tras manifestarse contra cualquier acción de índole golpista, rechazó públicamente la política económica y social del actual gobierno.

El contexto en que se produce este suceso, la forma en que Correa lo maneja y  algunas contradicciones,  dejan un espacio justificado para las dudas. Semanas antes las guerrillas de las FARC recibieron un golpe demoledor con la muerte del Mono Jojoy y la destrucción de su campamento. A esto siguió la destitución de la diputada colombiana Piedad Córdova, acusada de mantener estrechos vínculos con las guerrillas de su país. Y apenas el domingo anterior el gobierno chavista quedaba por debajo de sus expectativas en las elecciones parlamentarias en Venezuela.

Realmente el presidente Correa nunca estuvo envuelto en una intentona golpista, algo que se desprende de los hechos. El primero es que en pleno apogeo de la noticia, el ministro de Seguridad Miguel Carvajal dijera en rueda de prensa que había instruido a las Fuerzas Armadas para que controlaran el orden público. Otro detalle que refuerza la idea es que Correa se personara en el cuartel donde se concentraban los principales líderes del motín, no para apaciguarles o buscar un entendimiento. Lejos de ello el gobernante les dijo que la decisión del recorte era irrevocable.  Así quedó descrito en la noticia: "Señores si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo si les da la gana, mátenlo si tienen poder, mátenlo si tienen valor en vez de estar en la muchedumbre cobardemente escondidos", añadió Correa realizar un gesto dramático: se aflojó la corbata y se desabotonó el cuello de la camisa. 

Después de esta pose Correa fue trasladado por su personal de seguridad a una instalación hospitalaria  cercana, perteneciente al cuerpo de la policía. El canciller Ricardo Patiño quiso ver en esto un secuestro y organizó el rescate del presidente. Posteriormente médicos de ese hospital denunciaron que tal secuestro nunca existió y que la irresponsabilidad del Ministro de Exteriores fue la causante de la violencia que se suscitó en los alrededores del centro médico.

De esto no hablan los medios bolivarianos y sus afines. Su intención es clara. Mientras a raíz e los acontecimientos la prensa internacional reproducía tempranas condenas provenientes de Estados Unidos, Brasil, Perú, Chile, Colombia, España, México, Cuba y Venezuela, el enfoque de estos dos últimos era particularmente capcioso. El escrito de Castro es demostrativo: “…las condenas al Golpe se multiplican. Los líderes latinoamericanos con más prestigio, como Chávez y Evo, hacen oír sus enérgicas denuncias. La OEA reunida está sin alternativas. Los miembros se indignan y hasta la Chinchilla protesta; incluso, el nuevo Presidente de Colombia ha dicho que apoya a Correa. Hasta Obama y la Clinton no tendrán más alternativa que condenar.” Ciertamente en Cuba muy pocos tienen acceso a internet.

Finalmente parece que la protesta policial tenía fundamentos de razón. Casi a una semana de producirse el levantamiento los ministros ecuatorianos de Defensa y del Interior en conjunto, anunciaron en conferencia de prensa desde el mismo palacio presidencial de Carondenel, el aumento salarial retroactivo, para la Policía y las Fuerzas Armadas. El anuncio abre una nueva interrogante sobre el presidente Rafael Correa, los hechos inverosímiles causados por su actitud y este golpe que no fue, al decir de la periodista y amiga Margarita Rojo.