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Ver para creer  

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - “Cuando yo me enfermé hice lo que debía hacer: realmente delegué mis atribuciones. Yo  soy un soldado de las ideas, como escribí por ahí¨, dijo Fidel Castro el pasado 17 de noviembre.
Hasta ese momento se creía que mantenía el poder a través de la posición más importante en Cuba: primer secretario del Partido Comunista, ¨la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista¨, según el Artículo 5 de la Constitución.
 
No había información oficial sobre el cese de Fidel Castro como máxima figura del PCC. Es cierto que desde hacía  tiempo se le llama el Comandante o el compañero Fidel, y sus Reflexiones han concluido únicamente con su firma. Se esperaba que en la conferencia del partido, a desarrollarse después del congreso de abril del próximo año, se nombrara presidente honorario y máximo líder histórico, pero se daba por sentado que se mantendría hasta esos eventos como primer secretario.

Ciertamente, desde su grave enfermedad, anunciada el 31 de julio de 2006, estaba distanciado de los trabajos cotidianos y Raúl Castro, en su condición de segundo secretario, también dirigía el partido.

Incluso se anunció que la Comisión de Política Económica que elaboró los lineamientos para discutir con vista al VI Congreso, ha estado presidida por Raúl Castro, segundo secretario del PCC, e integrada, como vicepresidente, por el ministro de las Fuerzas Armadas, General Julio Casas Regueiro, y coordinador, el vicepresidente y ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo Jorge. 

Llamó la atención que el Comandante no figurara al frente, pero se consideraba lógico por la delegación de sus funciones ejecutivas y la naturaleza económica de los temas a tratar. Sin embargo, por más que se pretenda prescindir de las cuestiones políticas en el magno evento, será muy difícil hacerlo, porque son la base de los problemas existentes. Además, ya Fidel Castro nos ha acostumbrado a su distanciamiento de los asuntos de la situación interna y su dedicación a temas internacionales. 

El Comandante ha disfrutado en esta ocasión al sorprender en un marco nacional, respondiendo a jóvenes estudiantes, jocosa y pícaramente. Privilegió a esa audiencia y al pueblo de Cuba, que no tuvo que enterarse por las emisoras internacionales, que obtuvieran sus palabras definitorias a través de entrevista con un periodista extranjero, como ocurriera cuando precisó que “ya el sistema no sirve ni para nosotros¨, lo que se interpretó como una luz verde a los cambios que anunciara Raúl Castro el 26 de julio de 2007. No obstante, la mutación de ¨cambios¨ por “actualización del modelo económico” ha sido interpretada como un pacto entre hermanos, para no utilizar términos incómodos y acciones más radicales a criterio de la burocracia totalitaria.

Dentro del marco patriarcal de una reunión con varias decenas de estudiantes, rectores y dirigentes juveniles, el Comandante escuchó las palabras de admiración, estrechó las manos de los jóvenes que se lo pidieron y respondió sus preguntas. Suspicaces cubanos piensan que el joven Yasmany Fonseca, vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria, recibió la orientación de referirse al Comandante en Jefe como “primer secretario del Partido”.

Fidel Castro le contestó: “Quiero aclararte una cosa, yo no estoy hablando como primer secretario.  Cuando yo me enfermé  hice lo que debía hacer: realmente delegué mis atribuciones. Usted no puede tratar de hacer algo que no está en condiciones de dedicarle todo el tiempo. Si yo mismo no sabía si saldría de aquello por disciplina y por los médicos. Estoy contento y bien, y creo que el país está marchando con todos estos desafíos delante. Yo soy un soldado de las ideas, como escribí por ahí.  Y conforme y satisfecho no vacilé un segundo. No es correcto. Y tal vez estuve demasiado tiempo. Vaya  no quiero hacerme una autocritica, porque en definitiva eso es lo que quieren los medios masivos, yo los conozco.  Conozco bien a toda esa gente, pero no le voy a dedicar ni un minuto. Mejor dedicarlo a esto”. 

Por supuesto,  el Compañero Fidel sabía que esa mención final era la mejor forma de llamar la atención de los medios internacionales sobre la noticia que estaba lanzando, que sería inmediatamente escrutada y él ocuparía los titulares en este mundo globalizado. Nuevamente sentía el disfrute de manejar la información sagazmente. Una dulce y amarga victoria, pero en definitiva era él mismo quien lo anunciaba, como un gesto altruista de abandono voluntario del poder absoluto que detentó durante 47 años. 

Sabe que seguirá siendo el dirigente histórico, y que continuará pesando sobre los destinos del pueblo y Cuba, mientras se sienta su presencia física. En definitiva, él mismo ha reconocido que sintió la muerte a su lado y su recuperación endeble le ofrece el goce de mirar desde las gradas, aunque cada día pueda inmiscuirse menos en las grandes decisiones, y quizás se entere de que se  deshacen sus faraónicos y absurdos planes que provocaron la ruina de la Patria.

¿Se realizará un pleno del Partido para nombrar a Raúl Castro como primer secretario? ¿Quedará el puesto vacante simbólicamente? ¿Se esperará al Congreso o la Conferencia?