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Carga pesada Miguel Iturria Savon LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El viernes pasado coincidí en un ómnibus con Nora, una amiga diabética, madre de una niña de 9 años y un hermano esquizofrénico ingresado en un hospital psiquiátrico de La Habana, donde lo atienden bien después de oscilar entre la casa del padre y el manicomio de Mazorra durante casi dos décadas de delirios, pastillas y fantasmas que lo convirtieron en un guiñapo humano. Al preguntarle a Nora por su evidente inquietud, me respondió que la citaron al sanatorio y después de varias preguntas le advirtieron que como su hermano tiene casa propia y cuenta con su apoyo, debe ir pensando en la reinserción de este al hogar paterno o a la vivienda que ella comparte con su hija y esposo, pues por orientaciones del Ministerio de Salud Pública, se reducirán al mínimo los ingresos permanentes en hospitales de dementes y retrasados mentales. Para ella “el retorno” acrecentará los problemas, porque al morir el padre se acentuó la locura del hermano, y sólo con ayuda de los vecinos lograba ingresarlo en una sala transitoria de Mazorra, de donde le daban el alta tan pronto disminuían las alucinaciones, las cuales retornaban al cabo de uno o dos meses; de manera que ella apenas podía trabajar. Si lo dejaba en su apartamento tenía que visitarlo diariamente y aguantar las descargas de los vecinos. Si lo llevaba consigo ponía en tensión a la niña y el esposo; cuando entraba en crisis tenían que refugiarse en casa de algún vecino mientras el marido gestionaba la ambulancia o tranquilizaba al cuñado. Recuerdo, por ejemplo, el caso de Peter, un esquizofrénico de 53 años con conductas de psicópata, sin padres ni hermanos que asuman sus desvaríos. Fue vagabundo y estuvo a punto de morir en los caminos de un pueblo oriental, hasta que un pariente lo ingresó en un manicomio de La Habana, donde mejoró mucho, pero lo trasladaron al hospital de tránsito ubicado en Fontanar; allí, entre locos y mendigos, Peter parece un zombi esperando el dictamen de la comisión de clasificación, la cual decidirá si lo pone en la calle, lo retorna a su provincia o lo interna en Mazorra. |