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Rimas y leyendas del reggaetón

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Rimar avión con revolución y croqueta con escopeta es la fórmula ideal para alcanzar el estrellato en la música popular cubana. Si al texto del reggaetón se le agregan improvisaciones como ¡Páfata!, te partí la cara, negrona; o con mayor lirismo: Mima, yo soy una guagua, si no te apartas te paso las jimaguas, la promoción en los espacios musicales está garantizada.

Los programas Diálogo Abierto, Sitio del Arte, y Hurón Azul, concebidos para enrumbar la cultura hacia un nivel superior, sólo sirven de lucimiento a los especialistas, previo pago, cara y ropita de marca en pantalla.

Tampoco sirven de nada los llamamientos a poner fin a la chabacanería en los textos musicales, ni las cruzadas de las brigadas de instructores de arte, o el despliegue de los batallones al rescate del son.

El son no se fue de Cuba, lo arrastran cada día por las emisoras radiales y televisivas disfrazado de timba, hip hop, rock, fusión y otros malabares de ineptos ejecutantes, más que de cultores de la diversidad y el progreso de la música cubana. Mientras el público escucha las 24 horas un diluvio de música y letra chatarra por radio y televisión, decenas de estudiantes incuban en los conservatorios la música que vendrá, y nadie los escucha.

Interpretes profesionales del violín, la trompeta, el canto y la percusión son alejados del gusto popular y las empresas de música por un patán sin estudio, acompañado de otros individuos más desafinados que él, y un DJ que hace olas con sonidos de latas en su aparatico ensordecedor.

El intrusismo, el amiguismo y la comercialización ética de los responsables, entre otras razones extra musicales, impiden que gran parte de la población se descontamine de la anti música o ritmo clonado que inunda el mercado nacional.

No existen opciones para nuevos aires musicales. La propuesta es única y cubre el espectro promocional de la nación. Sólo espacios aislados acogen otros tipos de ritmos que también componen nuestro acervo musical.

El Concurso Internacional de Jóvenes Jazzistas (JOJAZZ- 2010), celebrado entre los días 25 y 28 de noviembre en el teatro Mella de la capital, es un ejemplo de la música que también se debería escuchar. Dedicado este año al contrabajista Israel “Cachaíto” López, el JOJAZZ incluyó en su programación un taller de interpretación y armonía dedicado al contrabajo, además de un concurso de interpretación y otro de composición.

Las ovaciones que tanto jóvenes como adultos tributaron a los 23 participantes en competencia, en especial a la galardonada pieza Los pasos perdidos, del trío de William Roblejo, señalan que el cubano tiene buen gusto cuando le dan la oportunidad.

Como colofón, el trompetista Roberto “Bobby” Carcasés, acompañado por los integrantes de Cubajazz, recorrieron la rumba, el son y el jazz fusionados en un solo ritmo, en homenaje a la diversidad musical.

El ritmo cubano no es sólo reggaetón, rap y hip-hop. Tampoco las letras de sus canciones se modernizan porque digan: Niña, que castiguito, ayer te vi pasar con el calentico. ¡Qué rico!

También es jazz, El son de la madrugada, María Cristina, Frutas del Caney y mucho más.