Fidel
Castro y los ecologistas norteamericanos (I)
"Despite the attractiveness
of developmentalist thinking, Marxism also provided
a counter-influence." Richard Levins
Por Carlos Wotzkow*, Eudel Cepero** y Luis
Roberto Hernández***
A principios de 1990, Richard Levins (biólogo
empleado por la Harvard School of Public Health)
recibió la orden de las autoridades cubanas
para divulgar dentro de la sociedad civil norteamericana
que el gobierno de Cuba y su pueblo eran los dos
bueyes de una misma yunta. O sea, este anciano
profesor norteamericano de marxismo debía
llevar a cabo una campaña de desinformación
en la que quedara claro que tanto Castro como
el pueblo de Cuba poseían una conciencia
ecológica intachable, pero que además,
ésta no se debía solamente a la
crisis económica y al período especial,
sino al embargo que por más de cuatro décadas
le imponían desde el abominable país
del norte. (1)
Ese mismo año tuve (Wotzkow) la oportunidad
(y fíjense que no digo maravillosa) de
conocer a Richard Levins durante el II Simposio
de Zoología y IV de Botánica efectuado
en el Palacio de las Convenciones de Ciudad de
La Habana. En estos tiempos, siempre se le veía
rodeado por una piara de cubanos pertenecientes
al ministerio del Interior, puertorriqueños
independentistas, y algunos miembros de la Brigada
Antonio Maceo. Este séquito afirmaba a
los científicos del patio que el "profesor"
Levins era un genio en mostrar cómo las
comunidades humanas podían vivir en armonía
con el medio, mientras que otros decían
que el Dr. Levins, a falta de público con
aguante, era capaz de darle conferencias gratuitas
de marxismo a los tomates.
En 1995, ante un auditorio del Roxbury Community
College, Richard Levins, Mary-Alice Waters (editora
del diario del Che Guevara en Bolivia) y Miguel
Núñez (primer secretario de la Oficina
de Intereses de Cuba en Washington), cerraron
en Boston un ciclo de conferencias auspiciado
por la Coalición 26 de Julio de Cuba. Entre
las frases de la Sra. Waters, dos en particular
nos dan la idea del color de la solidaridad con
nuestra patria. "La fuente de los problemas
de Cuba está en el capitalismo, no el socialismo...
La diferencia en Cuba - continuó - es que
allí los obreros y los campesinos tienen
su propio gobierno, lo cual es una herramienta
poderosa que organiza y resuelve los problemas
de la clase trabajadora."(1)
Para demostrar a los oyentes que los problemas
que atravesaba Cuba también afectaban a
los Estados Unidos, la Sra Waters tuvo a bien
comparar a la Cuba de 1995 con los problemas de
los Estados Unidos en 1930 durante la depresión.
O sea, más o menos una comparación
similar a las que realiza el WWF cada vez que
muestra fotos de Glaciales en 1920 y fotos de
esos mismos Glaciales en el año 2001. No
importa que las campañas que ambos realizan
tengan lugar en el año 2004, ellos siempre
buscarán la manera de trucar los datos,
las fotos, los años y los meses para que
estos les den la razón. Por tanto, para
qué asustarse, según Waters, Cuba
apenas había retrocedido en el nivel de
vida unos 50 años y los norteamericanos
ya habían pasado por eso.
Richard Levins, al que presentaron como el asesor
agrícola de la revolución cubana
por más de 30 años, dijo que "el
período especial estaba creando ecologistas
no sólo por convicción, sino por
necesidad". "En Cuba, -explicaba- la
cuestión es cuál es el mejor uso
para darle a la tierra cuando uno elimina a los
propietarios especuladores". Para él,
la Unión Soviética es la única
responsable en la Cuba de Castro por el uso excesivo
de pesticidas, maquinaria pesada, y sobre explotación
de cultivos y claro, "la revolución
no garantiza contra la estupidez, excepto que
nadie se beneficiará con ella." Este
planteamiento, viniendo de Richard Levins, resulta
extremadamente cínico, pero veamos por
qué.
En el invierno del 2002, Richard Levins escribe
un artículo intitulado "La estrategia
ambiental de Cuba" (2).
En él, rectifica que la revolución
cubana adoptaba en la década del 90 una
perspectiva de desarrollo ecológica, ya
no por culpa de la crisis económica y el
colapso de la Unión Soviética, sino
por pura vocación ambientalista. O sea,
una ligera corrección a lo que había
afirmado en su conferencia de Boston. "Más
que ningún otro país -aseguraba-
Cuba se tomó en serio las resoluciones
de Naciones Unidas de 1992, durante la Conferencia
de Medio Ambiente y Desarrollo en Río.
El cambio repentino no era por tanto nada nuevo,
sino el resultado de más de 30 años
de experimentación, innovación y
debates."
O sea, Fidel Castro, después de llevar
30 años explotando irracionalmente los
recursos naturales del país, después
de experimentar las más absurdas innovaciones
agrícolas, o seguir los consejos de un
trasnochado asesor norteamericano, se daba cuenta
en 1992 de que nadie le iba a seguir regalando
petróleo "normal" ad infinitum.
Años antes, ya se percataba que no contaba
con las piezas de repuesto para los 68,000 tractores
rusos que erosionaban sus latifundios azucareros
y por ello, decidía ahora "ecológicamente"
volver al arado y la carreta tirada por bueyes.
Si en 1982 se hartaba diciendo que graduaría
3,500 médicos cada año y que Cuba
produciría más leche que Holanda,
ahora aseguraba que fecundaría 20,000 yeguas
cada año y que saldríamos del período
especial gracias al esfuerzo equino.
Para Richrad Levins no obstante, lo anterior
es pura conciencia ecológica y no una realidad
del dicho popular: "la necesidad es la madre
de todas las invenciones". Por ello, dijo
a sus jóvenes oyentes en Boston que "la
emergencia de 1989-93 permitió un pensamiento
ecologista que salió al paso del desarrollo
y las ideas económicas estrechas".
Pero para complicar un poco más su propio
entuerto, les aseguró que "la crisis
hizo posible que los ecologistas por convicción
reclutaran a los ecologistas por necesidad",
así como que "este proceso había
empezado mucho antes". ¿En qué
quedamos? ¿Se hacen los cubanos ecologistas
a la fuerza por la crisis del Período Especial,
o se hacen por convicción ecologista? Y
no importa ahora cuál sea su respuesta,
nuestra pregunta es ¿desde cuándo?
Si en realidad el proceso de conciencia ecologista
empezó en Cuba "mucho antes"
que la crisis económica de 1989, en su
texto el Sr. Levins dice que eso ocurrió
en 1988, o lo que es lo mismo, el año anterior
al principio de la crisis de marras.(2)
Por ende, si para el eminente científico
norteamericano "mucho antes" es lo mismo
que "un año", no es de extrañar
que los veintitrés años (23) que
tardó la revolución en crear la
primera Ley del Medio Ambiente (Ley 33/81), sean
apenas unos segundos después que su amigo
Fidel Castro triunfó con su revolución
en 1959. Todo esto como es lógico nos trae
a la mente el maravilloso libro de Lomborg (3)
y que encarecidamente recomendamos a todos los
amantes de la naturaleza que no quieran ser timados
por las diferentes sectas ecologistas que hoy
se enriquecen a costa de publicar mentiras.
Él dice recordar los acalorados debates
sobre el abuso de los pesticidas en las conferencias
que se organizaron en 1980, y en los que se pedía
que la Comisión Nacional de Protección
del Medio Ambiente y los Recursos Naturales obtuviera
poder regulador. Pero se olvida decir que durante
aquellas secciones todos los miembros de Sendero
Verde (que fue la primera organización
no gubernamental y ecologista de Cuba desde la
instauración de la dictadura) fueron detenidos,
o enviados a prisión, y justamente por
ser ellos los que más protestaban por el
abuso de aquellos pesticidas. Amnesia ambiental
debe padecer este ecologista marxista cuando pasa
por alto que la Ley de Protección del Medio
Ambiente aprobada en 1981 nunca pudo implementar
sus funciones reguladoras, dado que las secciones
III y IV nunca fueron instrumentadas. (4)
Qué extraño que el Dr. Levins no
le haya citado a sus estudiantes en Boston aquel
eslogan revolucionario que decía: "Satisfacer
las necesidades siempre crecientes de la población".
Algo que, como todos sabemos, es radicalmente
opuesto a las diferentes variables del concepto
de la "sustentabilidad". La filosofía
ecológica en la que se ha sustentado el
castrismo es la de la conquista de la naturaleza
y el sometimiento de la misma. Esto lo he estudiado
(Cepero) muy bien. Además, Castro es conocido
en el mundo entero, no sólo por la tala
indiscriminada de árboles de maderas preciosas
que llevó a cabo en diferentes países
africanos durante tres lustros, sino por ser el
organizador de la mayor destrucción de
bosques de que se tenga noticias en la historia
moderna de Cuba. (5)
También es sorprendente que de la noche
a la mañana el Dr. Levins no recuerde a
ninguna persona opuesta al régimen por
sus desmanes ecológicos. Por ejemplo, nada
habla de NATURPAZ en su conferencia de Boston.
Tal pareciera que en Cuba el único ecologista
ha sido él y sus aprendices televisados
cubanos (nos referimos al difunto José
Ramón Cuevas). Ninguno de los autores fue
miembro de esa organización ecologista
cubana, pero no es menos cierto que muchas veces
nos enterábamos en el exilio de las catástrofes
ecológicas de Cuba gracias a sus partes
casi diarios. El Dr. Levins por tanto, peca de
cómplice de la revolución, pues
muchos de sus miembros fueron varias veces detenidos
y algunos pagaron con la prisión su amor
a la naturaleza cubana.
Llama la atención que sea el mismísimo
Dr. Levins el que nos hable de un gobierno cubano
supuestamente preocupado por el entorno. Y digo
extraño porque él reconoce en su
artículo que entre los logros que la revolución
siempre tuvo como algo digno a proclamar estaba
el incremento y la aplicación (a escala
nacional) de todo tipo de pesticidas durante las
décadas de los 60, 70 y 80 (2). A pesar
de la mentalidad pro-norteamericana y el fuerte
atractivo que ejerce el desarrollo de los Estados
Unidos sobre la juventud cubana, el Dr. Levins
nos asegura que esto no influyó sobre la
conciencia del cubano, pues "el materialismo
dialéctico enfatiza la historicidad, el
contexto y el proceso, la interconexión,
y la inseparabilidad de lo social y lo biológico
y otros temas que hacen a la perspectiva ecológica
atractiva."
¡Wow!
El documento de Levins continua explicándonos
que "en Cuba los debates eran simples discusiones
entre diferentes puntos de vista y no por intereses
económicos, de manera que el argumento
bueno prevalecía." Entonces nos asalta
una primera pregunta. ¿De qué Cuba
habla el Sr. Levins? Y súbitamente llega
la segunda... ¿no fueron acaso los intereses
económicos y militares los que hicieron
posible la construcción de la inservible
Juraguá? y luego la tercera... ¿y
los pedraplenes sin puentes para drenaje de Cayo
Paredón Grande, Cayo Romano, etc? y después
la cuarta... ¿y el desastre del Dique Sur?
y otra... ¿y todos los cotos de caza (en
incremento constante) dentro de las reservas naturales?
y otra... ¿y la tala indiscriminada en
la Península de Guanahacabibes para fabricarle
muebles a los empresarios extranjeros recién
llegados? y otra.., ¿y la extracción
ininterrumpida de helechos arborescentes de las
montañas del Escambray para adornar hoteles,
las casas de los magnates del marxismo y el Comité
Central del Partido? y otra...¿y las Licencias
Ambientales? y otra... ¿ý la destrucción
reciente de la Cayería de las Doce Leguas
en aras de satisfacer al turismo italiano? Vaya,
que si los capitalistas son los únicos
que están detrás de los dólares,
que venga Richard Levins y lo confirme él
mismo.
¿Cuántas veces han pedido los científicos
cubanos que una carretera no sea construida por
el daño ecológico que ello provocaría?
Que yo recuerde en más de 10 ocasiones
se habló de ello en el Departamento de
Investigaciones del Museo Nacional de Historia
Natural. Pero si mi memoria no me falla, sólo
en una ocasión el gobierno y el Instituto
de Planificación Física dieron su
brazo a torcer ante una propuesta presentada por
Luis Roberto Hernández, Giraldo Alayón
y Gilberto Silva (con el apoyo del desaparecido
Comandante Laudelino Bueno y su ayudante Jorge
Santamarina) para que se respetara la Reserva
de Biosfera "Cuchillas del Toa". Una
victoria totalmente pírrica, si se tiene
en cuenta que fue el costo de construcción
y no los argumentos ecológicos lo que permitió
que Castro abandonara la idea.
Richard Levins da como méritos revolucionarios
la introducción de diferentes técnicas
en el campo de la agricultura. Ese es el caso
de la mycorrhizae (hongos que sirven de extensión
a las raíces de las plantas en la movilización
de minerales), que quienes primero llegaron a
Cuba hablando de su utilidad fueron los mexicanos
(1990 fue el año del boom de la mycorrhizae,
pues todos hablaban de ello), pero pronto cayó
en el saco de lo rutinario. Luego, habla de otras
técnicas agrícolas como si fueran
conocidas por todos los verdaderamente interesados,
o como si se tratara de prácticas generalizadas
en todo el país. En realidad, habla de
métodos que la mayoría de las veces
se mantienen en experimentación durante
largos años y que a veces ni siquiera salen
de los laboratorios y las libretas de notas de
los científicos que los proponen como útiles
a la agricultura.
Es además imperativo decir que la mayoría
de los proyectos de investigación, o planes
temáticos que Cuba lleva a cabo se debe
a que sus investigadores han justificado al CITMA
que se trata de proyectos con cierta aplicación
en la agricultura y por ende, con amplias perspectivas
económicas. Si todavía hay alguien
que duda de esto, o que cree que el gobierno cubano
no es otra cosa que un grupo de mafiosos protegidos
por un ejército de tarados, que vayan a
la Cuba de hoy, a la que implora a gritos la economía
de mercado y que gracias al petróleo que
le regalan ahora desde Venezuela, se mantiene
a flote. Que vayan y pregunten a los campesinos
cubanos si los líderes del partido todavía
se siguen preocupando por el embarazo de sus yeguas.
Tal vez hasta se sorprendan de ver a algún
guardabosque motorizado.
¡Ay Levins!, seguramente eso se debe al
valor de las cotorras en el Wall Street, ¿o
no?
Una mañana de 1990, durante un receso
en las ponencias del palacio de las Convenciones,
me puse (Wotzkow) a escuchar la explicación
que Richard Levins daba a los puertorriqueños
que siempre le rodeaban. Entre ellos, uno le dijo
sentirse contento porque Puerto Rico pasara a
ser un estado libre-asociado de los Estados Unidos.
Eso le permitiría ir a estudiar sin trabas
migratorias a Harvard y cumplir así todas
sus aspiraciones. Entonces, el asesor de Castro,
asalariado de esa misma universidad, le respondió:
"Qué tonto eres muchacho, cuando uno
cumple todas sus aspiraciones, es porque le falta
imaginación." Hoy no sabríamos
decir si ésa es la imaginación que
le permite al Dr. Richard Levins llevar 40 años
arando en el mar del marxismo en Cuba y mintiendo
a los jóvenes de su país sobre las
cosas buenas que sólo él ve en el
nuestro.
Suiza, Estados Unidos, Puerto Rico Febrero 26,
2004
*Carlos Wotzkow es ornitólogo y trabaja
en el Departamento de Investigación de
Biología Molecular de la Universidad de
Berna.
**Eudel Cepero es ingeniero agrónomo
y trabaja en la Universidad Internacional de la
Florida.
***Luis Roberto Hernández es entomólogo
y Profesor de la Universidad Interamericana de
Puerto Rico.
Referencias
1.- Ray, Karen
(1995): "Cuban Reality" is topic of
Boston meeting. The Militant. May 15, 1995. (REGRESAR)
2.- Levins, Richard
(2000): Cuba's Environmental Strategy. DRCLAS
News.(REGRESAR)
3.- Lomborg, Bjorn
(2001): The Skeptical Environmentalist. Measuring
the Real State of the World. (REGRESAR)
4.- Wotzkow, Carlos
(1998): Natumaleza Cubana. Ediciones Universal,
Miami. USA. p 45. (REGRESAR)
5.- Cepero, Eudel
(2002): La Brigada Invasora Ché Guevara.
El Nuevo Herald. Octubre 1, 2002. p. 19 A, Miami.
USA. (REGRESAR)
BONUS PARA LECTORES SOBRE EL ECOLOGISMO
DE FIDEL CASTRO
En la mañana del 27 de
Octubre de 1967, la "Brigada Invasora Ché
Guevara" comenzó el desbroce de los
mejores bosques cubanos que quedaban en zonas
llanas del territorio nacional. El hoy admirado
"ecologista" de los norteamericanos,
Fidel Castro, gustaba entonces de titulares como
estos: "Desbrozado totalmente el espeso monte
de Dormitorio en la región del Cauto".
"Nosotros le tenemos odio al monte parado
que nos entorpece el desarrollo." "Debajo
de grandes Algarrobos, Júcaros, Ceibas,
Palmas etc... un pelotón de zapadores del
ejército de Oriente ha dinamitado unos
400 árboles con el objetivo de debilitarlos
para que los remolcadores de tanques encuentren
menos resistencia." Granma (en diferentes
fechas).
Fidel
Castro y los ecologistas norteamericanos (II)
Fidel
Castro y los ecologistas norteamericanos (III)
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