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Ponencia al Encuentro de Cooperativas Independientes*

Medio ambiente, ecología y su impacto en el campesinado cubano


Autor: Antonio Alonso Pérez

Encuentro Inter Cooperativas Independientes*
Loma del Gato, Santiago de Cuba
5 de mayo de 1998


Introducción:

Hoy en día el hombre se preocupa en preservar el planeta. Aunque un poco tarde, se ha dado cuenta de que su actuar sobre la naturaleza trajo y traerá graves consecuencias y de hecho ya se han visto los efectos causados por el fenómeno de El Niño. Es por eso que no se puede desligar del desarrollo la protección del medio ambiente, pues existe una relación directa entre la pobreza y daños ecológicos.

Las escaseces económicas inducen al hombre a actuar pensando en su supervivencia y no en las futuras consecuencias y por otro lado para proteger el entorno se necesita de inversiones, por lo que en Cuba se observa grandes afectaciones. Pero son varias las causas que conspiran contra el medio ambiente y sus consecuencias afectan a todos los órdenes de la sociedad.

La Reforma Agraria realizada en Cuba en 1959 y 1963 permitió que las tres cuartas partes de las tierras cubanas se convirtieran en granjas estatales, ocupando el 73 % del total de la superficie agrícola. Las cooperativas de producción agropecuaria (CPA) ocuparon el 13 % y solamente el 16 % de las mismas quedaron en manos de campesinos aislados y diseminados por todo el país.

Como se puede apreciar, la mayor parte de las tierras pasó a manos del control estatal. Esta nueva distribución de las tierras trajo graves consecuencias desde el punto de vista ecológico para la flora, la fauna y hasta para los suelos, al perderse la distribución natural de los mismos, ya que al cambiar el concepto de propiedad en vez de ser consideradas las tierras propiedad de todos, pasaron a ser propiedad de nadie, por lo que no había ningún incentivo para cuidar, limpiar o sea proteger el medio ambiente.


Desarrollo:

La tala indiscriminada de todo tipo de árboles ha sido uno de los daños ecológicos que más ha afectado nuestro ecosistema, por su influencia en la regulación natural de muchos fenómenos de la naturaleza. Aumentó su incidencia con el llamado período especial, pues al cortar los árboles con el objetivo de utilizar su madera como combustible, la tala se ha convertido en un fenómeno devastador. Sin embargo, no son reforestados, aspecto que es muy importante, ya que un país debe tener al menos el 30% de su territorio cubierto de bosques, para satisfacer las necesidades vitales de conservación y protección del medio ambiente. Por ejemplo, una hectárea de bosque de coníferas extrae de la atmósfera hasta 36 toneladas de polvo y existen variedades que pueden absorber hasta 60 toneladas.

En Cuba sólo se alcanza el 22 %. Esto se debe fundamentalmente a un inadecuado trabajo de reforestación para sustituir aquellos árboles que han sido talados. Unido a esto, se ha permitido el crecimiento incontrolado de plantas dañinas como el marabú, que por su fortaleza acaban con otras especies más útiles y necesarias.

Una práctica que no se realizó por mucho tiempo, pero sí produjo grandes daños en materia de medio ambiente, fue la denominada técnica de corte australiano, que consistía en la quema de los campos de caña para luego cortarla. La práctica se ha abandonado, aunque bajo otros conceptos se sigue quemando caña, pues los campos infectados de plantas urticantes así lo imponen.

Pero todo esto además de los daños lógicos a la composición de los suelos, rompió el equilibrio biológico de las especies y destruyó otras como la lombriz de tierra. El majá de Santa María, regulador natural de los roedores en los cañaverales casi desapareció, y para salvar esta situación se introdujo la cría masiva de hurones, que hoy son peores, pues además de otros daños también devoran gran cantidad de caña.

La incorporación de estudiantes a los planes agrícolas estatales, los cuales no tienen conocimientos agrotécnicos, incentivos ni motivaciones por el cuidado de la naturaleza, inclusive jóvenes de las Brigadas Técnicas Juveniles, contribuyen a destruir plantaciones enteras como en el café, que parten sus gajos para recoger sus granos, y dañan los árboles frutales, derribándolos si es preciso para recoger sus frutos.

Otro aspecto terriblemente dañino en la utilización de estas fuerzas no identificadas con los objetivos y propósitos de la agricultura es la aplicación de los abonos y fertilizantes, que, vinculados a metas, se suministran en cantidades desproporcionadas, se arrojan en cualquier lugar como arroyos y cañadas, destruyendo plantas y animales o muchas veces se dejan abandonados sacos enteros en sitios ocultos que con las precipitaciones causan los mismos efectos descritos anteriormente.

Para sostener lo anteriormente señalado se tomaron muestras de zonas enteras solamente divididas por una cerca que separa una granja estatal de una finca particular. Fácilmente se pudo comprobar cómo había una diferencia significativa en cuanto al cuidado de los árboles, el suelo y hasta de los ríos.

El éxodo de campesinos provocó el abandono de sus tierras, con un enyerbamiento que pronto convirtió sus fincas en maniguas que sólo sirvieron para que los forasteros se aprovecharan de cuanto quedaba en ellas. Allí se repite la misma historia, el aprovechamiento y derribo de los árboles frutales principalmente.

La crisis económica generalizada ha conducido a la captura indiscriminada de muchas especies de animales, inclusive bajo veda o en etapa de reproducción, como la gallina de guinea, la jutía, todos los peces de agua dulce, jaibas, cangrejos y otras, con la finalidad de comer, que junto con el sacrificio de ganado en forma clandestina ha conducido al exterminio de muchos animales que habitaban en gran número en nuestros campos.

La contaminación es otro factor importante que se ve con gran frecuencia, sobre todo en aquellas zonas donde están enclavadas industrias como los centrales azucareros, que vierten sus residuos en los ríos y presas. Es frecuente ver los equipos y maquinarias agrícolas siendo lavados en estos lugares, con el consiguiente derrame de grasas y lubricantes, lo que afecta el hábitat general de plantas y animales.

La falta de recursos e implementos para la preparación de las tierras ha provocado la quema desproporcionada de los residuos, con la consiguiente destrucción de las materias orgánicas de los suelos, dejándolos indefensos ante la erosión hídrica y aeólica, que a largo plazo los convertirá en suelos infértiles.

Sustancias y medios más modernos y menos agresivos, como los bioplaguicidas, no se utilizan en la agricultura, por su alto costo y bajos rendimientos, lo que obliga a utilizar sustancias que son muy perjudiciales al exterminar los insectos y otras especies de vital importancia. Un ejemplo es el de las mariposas, que no sólo sirven para alegrar con sus colores nuestros verdes campos, sino que tienen una misión importante en la polinización de algunos cultivos como la calabaza, que se aprovechan de las mariposas y de las abejas para realizar esta vital función.

Después de una visión general de algunas de las causas que afectan el entorno y a su vez a la producción agrícola por su relación directa con ella, pasemos a analizar una de las causas que más han perjudicado sobre todo al campesino no colectivizado: la construcción de presa y micropresas.

Con el afán de hacer depender al individuo del estado hasta en el agua, el gobierno acometió la construcción de grandes embalses de agua. Esto, que al principio parecía una noble idea, hoy podemos afirmar que ha sido una de las decisiones que más daño le ha causado a la distribución natural de las aguas en nuestro país.

La construcción de presas ha interrumpido el curso natural de los ríos, algunos como el Cauto que junto a una serie de arroyos y riachuelos conformaban un sistema riego que bañaba una extensa llanura y la hacía fértil y productiva. A todo lo largo de sus márgenes los campesinos encontraban el pasto y el agua necesaria para su ganado y hasta sus aguas, que en defecto de otra se consideraban potables.

Con la desaparición de los ríos, la tala de los árboles que custodiaban sus orillas se hizo una realidad y hoy son zonas muertas y desforestadas, lo que ha obligado a familias enteras a desplazarse hacia las zonas urbanas, pues sus lugares de orígenes se han vuelto inhóspitos. Con la pobreza a que han sido reducidos los cauces de los ríos ha bajado el nivel de humedad en su radio de influencia, así como ha dañado la flora y la fauna de forma significativa, fundamentalmente de los que viven en el agua, pues cuando se interrumpe la corriente, el agua se corrompe y aumenta su temperatura destruyendo cuantas plantas y animales estén en su medio.

Es bueno señalar que el gobierno nunca previó medidas que contemplaran el uso individual de las aguas, sólo le interesó los planes estatales y en alguna medida las comunidades rurales, pero nunca ha reconocido los daños y perjuicios que le ha causado a todo el campesinado con el uso centralizado del agua, arruinando a todos los que dependían del curso de los ríos.

Después de este análisis podemos llegar a la siguiente conclusión y recomendamos:

1- Un análisis de la distribución de las tierras de modo que se garantice su utilización óptima y su explotación esté en manos de personas con conocimiento, experiencia y amor a la misma, evitando en todos los casos utilizar estudiantes en su atención y cultivo.

2- Aplicación de una política adecuada que resuelva la reforestación y que cese de inmediato la tala indiscriminada a que se encuentra sometida nuestra vegetación, aún a despecho de la falta de combustible para sostener la infraestructura estatal.

3- Fomento en la población del amor por el cuidado de la naturaleza, a través de proyectos bien estudiados y financiados que permitan brindar una educación ambiental a toda la población.

4- Establecimiento de vías de desarrollo para que el hombre no se vea compelido a prácticas inescrupulosas de tala de árboles frutales o de otro tipo por falta de combustible, ni fungir como depredador para poder alimentarse.

5- Que las industrias tomen cuenta la necesidad de cuidar el medio ambiente y que respondan jurídicamente si fuera necesario por su violación.

6- Que se tomen en cuenta otras fuentes de energías menos contaminantes y se busquen fuentes alternativas para resolver el abasto de agua, siempre tratando de liberar la mayor cantidad posible para que los ríos recuperen su vitalidad, si en definitiva el sistema de presas no ha resuelto el problema de la agricultura en Cuba.

7- Que todos los demás planteamientos de esta ponencia se tomen en cuenta para mantener un desarrollo sostenido que proteja la flora, la fauna y lo más importante, la especie humana.


* Esta ponencia fue preparada para su presentación en el Primer Encuentro entre Cooperativas Independientes, que debió celebrarse el 5 de mayo de 1998 en Loma del Gato, Santiago de Cuba, sede de la cooperativa independiente Transición, y fue frustrada por la represión de las autoridades.

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