Sociedad Civil - Home CubaNet - Home

Centro de Estudios Sociales Independiente

INTRODUCCION DOCUMENTOS
PONENCIAS

Cambios en el sistema político cubano a partir de 1990

Los movimientos que ha experimentado el sistema político cubano a partir de 1990. Apreciaciones sobre los finales de 1998 y el año 1999.

Por el Lic. Héctor Palacios Ruiz

Director del Centro de Estudios Sociales

"La necesidad de la Utopía se encuentra en el corazón del hombre, que es la fuente de todas las realizaciones humanas. Pero los intentos de llevar a cabo una utopía social e histórica conducen a una catástrofe. Hay que extirpar la utopía de estos ámbitos y plantearla donde pueda ser positiva sin provocar desprendimientos...

Uno puede convertirse en un santo, pero la santidad colectiva es imposible... En grupos pequeños se puede construir un paraíso. Pero cuando se trata de colectivizarlo, comienza la violencia y la destrucción de la libertad".

Mario Vargas Llosa

La desaparición de la URSS y del campo socialista comenzó- a producir en la política del Gobierno cubano cambios que impulsaron algunas modificaciones no deseadas en el diseño económico y político o del país.

La economía cubana dependía en casi un 80% de este campo, del cual además recibía significativos subsidios, un comercio muy ventajoso e ilimitada ayuda militar.

Al producirse este hecho, la correlación de fuerzas en el campo internacional dio un giro en muy poco tiempo, que obligó a que se adoptaran políticas internas que no eran del interés de los dirigentes cubanos. Este fenómeno hizo que de pronto la economía nacional, que además no era autosuficiente, se contrajera en casi un 40% se cerraran fábricas, otras trabajaran a un por ciento muy bajo de su capacidad; las materias primas, los fertilizantes y los hierbicidas casi se redujeran a cero y la producción agrícola en general disminuyó en más de un 40%. La moneda nacional se devaluó casi instantáneamente, y la tasa de desempleados creció a un ritmo significativo.

Estos abrumadores problemas impulsaron al Gobierno a tomar medidas impensables, que a la larga crearían dificultades muy serias para mantener el diseño totalitario impuesto:

  • Se fomenta la política de desarrollar el turismo, que mostraría al mundo la realidad cubana e introduciría nuevas ideas en los nacionales, para los cuales se abrían nuevas puertas desconocidas, ya que la información que recibe la población está diseñada para presentar a la sociedad cubana como el único modelo decoroso y viable de desarrollo.
  • Fue necesario abrir paso a una nueva forma de producción, que incluía elementos de capitalismo (empresas mixtas) que indudablemente no eran la opción deseada pero sí imprescindible para mantener la existencia del régimen. Estas inversiones también han producido un gran impacto en la conducta social, que ha experimentado un cambio muy visible en el desarrollo de la vida del cubano. Nuevas formas de existencia en amplio sectores sociales, modernización de la vida, en el vestir, en hábitos, en la aparición de muchos artículos desconocidos y ahora deseados. Esto ha motivado el crecimiento de la delincuencia, la corrupción, la prostitución y otros males visibles que han tocado fondo en la conducta social de la población.
  • Fue necesario autorizar a miles de personas a que tuvieran su propio negocio familiar, pues la economía no permitía el empleo de grandes masas de trabajadores que ya habían quedado desempleados y presionaban con desórdenes sociales, conductas de indisciplinas muy serias y el empuje de un éxodo imparable. Recordemos los hechos de agosto de 1994 que obligaron al Gobierno a prestar mucha más atención a las demandas sociales y a incrementar la represión para mantener el orden interno. Este factor fue el que propició la reapertura del mercado agropecuario y el intento del Gobierno por resolver la alimentación a través de formas aparentemente más descentralizadas y novedosas en la agricultura. Las CPA, las UBPC y en algunas provincias se repartieron tierras en usufructo, esencialmente para la cosecha de tabaco y planes en las montañas.
  • El dólar, que tanto se había tratado de controlar, y por el cual tantas personas fueron a parar a la cárcel, se liberó y comenzó- a ser la primera opción monetaria. La dolarización ha sido un factor muy apreciable a la hora de evaluar los giros que ha dado la sociedad cubana es los últimos cinco años.
  • Esto junto al comercio y producción privadas ha creado diferencias sustanciales dentro de la población, cada vez más heterogénea, donde se perciben de forma muy visible e incontrolable desigualdades contraproducentes o irritantes, por parte de una población adaptada al falso concepto de igualitarismo.
  • Se deterioran sectores vitales que eran el arma propagandística del Gobierno: la salud pública, que había alcanzado en determinados 'índices los renglones de países desarrollados; la falta de recursos ha hecho de nuestros hospitales lugares a los cuales uno va por una necesidad imperiosa. La educación ha recibido también un impacto muy sensible, y la seguridad social no es una solución pues el costo de la vida se ha multiplicado.

Estos factores y otros no señalados motivaron que la fuerza disidente en el país se incrementara considerablemente a partir de 1994, lo que originó una represalia mayor hasta los umbrales de 1998, cuando otro hecho significativo e histórico marcó una nueva forma de pensar, alentada por la fe y la esperanza; nos referimos a la visita al país del Santo Padre Juan Pablo II.

Aproximadamente dos meses antes de la llegada de Su santidad en enero de 1998, la maquinaria represiva del Gobierno fue atenuando su accionar, muy severo hasta entonces, y se produjeron hechos que resultaron hitos históricos.

Las misas de Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana fueron una nueva señal de la gran inconformidad de millones de personas, a quienes se les permitió expresar por primera vez con cierta libertad sus más 'íntimos sentimientos. Este acontecimiento sin precedentes asombró a los propios cubanos dentro del país, ha sucedido en Cuba en muchos años; hizo comprender a gran parte del mundo que desconocía la realidad cubana, cuáles eran los sentimientos de la mayoría de la población y alertó al propio Gobierno de cuánto había perdido en popularidad y confianza de la población. Los gritos de las multitudes pidiendo libertad, paz, concordia nacional, justicia social, democracia, etc., son la verdad de los sentimientos de millones de seres que se encontraron a sí mismos.

Esta visita ha traído además un sentimiento religiosos insospechado en un pueblo joven que se educó en el más estricto ateísmo y que hoy asiste por miles y miles a los templos religiosos del país en busca de tranquilidad espiritual y de fuerzas morales para enfrentar el futuro.

La solicitud del Santo Padre que el mundo se abra a Cuba y Cuba al mundo con sus magníficas posibilidades, ha encontrado un mundo deseoso de cooperar en la solución de nuestros agudos problemas. En lo que va de año el país ha sido visitado por delegaciones políticas, parlamentarios, hombres de negocios y líderes mundiales, que han llegado a estas tierras con el ánimo de ayudar en la transición del país, y que han tendido en cuenta con seriedad las opiniones de las incipientes instituciones disidentes con los cuales ha habido intercambios respetuosos y responsables. Todas estas delegaciones se han encontrado con el rechazo hermético del Gobierno a producir cambios significativos, al menos así se ha mostrado en lo que va de año. Hay que tener en cuenta que el Gobierno cubano no estaba preparado para la asimilación de estas gestiones que de forma bastante general ha hecho el mundo, encabezado por Su Santidad Juan Pablo II. El temor a perder el control los hace permanecer estáticos en sus posiciones, absolutamente cautelosos y calculadores, porque por otro lado les conviene dar al mundo otra imagen ya que de ello dependerá en gran parte poder insertarse en un mundo ya globalizado en su economía y en el manejo de las finanzas internacionales.

Los gobernantes cubanos conocen que les es imposible estar al margen de estas realidades y protagonizan una lucha tenaz por lograr la inserción sin dar a cambio pasos evidentes de cambio, realizando en los meses pasados y en el presente un trabajo diplomático muy amplio a fin de lograr más apoyo, cosa que evidentemente ha logrado en muchos países del llamado Tercer Mundo, principalmente con los cuales ha tenido un trabajo de acercamiento efectivo. La votación de Ginebra, a pesar de haber sido 1997 un año de profundas y sistemáticas violaciones de derechos humanos demostró esta realidad.

Esta parálisis a los cambios parece que será la ruta que seguirá durante todo l998 y será la política que practicará para 1999 el Partido y el Estado cubano; no obstante, tendrá que enfrentarse a serios problemas que tal vez para el segundo semestre de 1999 produzcan ligeras modificaciones en el proceso de democratización del país.

El primer gran reto es enfrentarse a un mundo que girará hacia la consolidación de la globatización y a los efectos de la misma en el campo social y político; en la misma medida que la universalización de la economía se haga para Cuba un hecho inevitable, comenzará también a padecer muchísimo de los efectos sociales que este fenómeno está ocasionando, y resulta aún insospechada la fuerza de las reacciones sociales para al menos ponerse a tono con lo inevitable. Las masas humanas accionarán para subsistir por esas opciones y la fuerza del Gobierno tendrá que ir proporcionándoles espacios a esas corrientes de pensamiento de la población, que por otro lado ya resulta escéptica, con poco entusiasmo y sin la vehemencia de los primeros años de revolución. Ya existe un por ciento muy elevado de la población que no cree que el modelo económico y social presente pueda sacarla del atraso en que está sumida y de la semiparálisis. De esto se han percatado las esferas más influyentes de la política oficial cubana, y hoy lanzan hacia el interior del país una campaña ideológica sin precedentes a través de las instituciones que soportan esta enorme estructura política, dirigida a toda la sociedad y acentuando su interés en las masas militantes, en los jóvenes en general y las universidades en particular.

También la disidencia es afectada de cierta manera por esta ofensiva en el campo de las ideas y aquellos márgenes imaginarios que se han dado empiezan a ser frenados, estancados, por un moro o límite que aún no se alcanza a precisar con exactitud.

La tendencia que ha tenido el Gobierno a permitir algunos aparentes espacios tanto a la oposición como a la actividad religiosa pienso que se mantendrán y no es posible, si actúan con la cordura necesaria que se retroceda. La cantidad de presos políticos actuales, menos de 381, el volumen de detenciones de este año, mucho menor que en 1997, la poca cantidad de juicios y personas encausadas en el período analizado, indican que el Gobierno ha tomado, al menos en la represión política, actitudes más suaves que en el pasado reciente. Cambiar esta actitud de alguna tolerancia le sería muy complicado a los gobernantes cubanos y los pondría en una situación muy difícil internacionalmente, ante los Gobiernos que evalúan este sensible problema y ante los propios organismos internacionales que están al tanto de las violaciones de los derechos fundamentales de los hombres en este país.

Existe otro factor que paraliza muchas iniciativas posibles del Gobierno: el factor económico, que es indudablemente el talón de Aquiles de su sistema. Para alcanzar los niveles productivos de 1990, año en que comenzó la crisis más general, denominada Período Especial, donde el nivel de vida era aún insuficiente, necesitaría al ritmo de crecimiento alcanzado en los últimos dos años más de quince años, partiendo de la base de que es cierto que la economía tocó fondo y se está en fase de recuperación. Este ritmo de crecimiento que está influido por diversos factores, se ha convertido en un detonante social que puede en cualquier momento futuro, provocar actitudes masivas no dirigidas que sean explosivas. El factor más indicativo de ello es la pérdida de la fe y la seguridad de amplísimos sectores de que la Revolución puede resolver lo que en 40 años ha dicho y no ha hecho. Si con toda la ayuda a su disposición no se crearon las bases para la estabilidad y el crecimiento económico necesarios, ¿cómo es posible ahora creerlo sin créditos, con limitantes para estar integrados a pactos económicos, con una deuda externa que sobrepasa las decenas y decenas de millones de dólares, con una productividad del trabajo muy baja y un grado de centralización casi total en todas las esferas que tienen que ver con la economía?

Apreciaciones finales

  1. De 1990 a finales de 1997, existió un período de obligados ajustes en la política interna que ha influido significativamente en la conducta de la población. Las indisciplinas sociales aumentaron a un nivel preocupante y el trabajo, que no responde a las mínimas exigencias de la vida, dejó de jugar su papel protagónico.
  2. El entusiasmo y la convicción de grandes masas sociales ha disminuido considerablemente, lo que hace más frágil el proceso político cubano. Las actividades religiosas han cobrado espacios en profundidad y extensión.
  3. El Gobierno insiste en su integración y búsqueda de financiamiento con el mundo, pero no le ha sido posible porque entre otras cosas, no ha cambiado su actitud inmovilista y abarcadora de todos los factores de la vida humana.
  4. Se produjeron serias manifestaciones sociales que culminaron con una explosión, que indicó universalmente el alto grado de inconformidad de gran parte del pueblo cubano con el sistema político. Aparecieron los cuentapropistas, se reabrió el mercado agropecuario y se intentaron dos fórmulas estatales que paliaran la crisis, surgieron las UBPC y las CPA. El dólar comenzó a ser la moneda preponderante; la productividad del trabajo no tiene una recuperación; el arribo del turista ha seguido influyendo en la conducta del cubano; la delincuencia se ha expandido, la prostitución sigue incontrolable, las diferencias sociales se incrementan y la calidad de vida generalmente ha empeorado.
  5. La visita del Papa sembró semillas de esperanza; por primera vez el pueblo, con relativa libertad pudo expresar sus sentimientos de forma multitudinaria; la comunidad internacional se interesó mucho más por el problema cubano y ha tratado de influir en los gobernantes para que propicien los cambios necesarios.
  6. La presión de la policía política hacia las actividades pacíficas de los opositores cubanos bajó de forma significativa a partir de 1998; determinados espacios se han abierto para el trabajo con la sociedad, lo que no ha sabido ser aprovechado por la disidencia para sentar bases de la sociedad civil.
  7. El Gobierno ha dejado marcado el límite permisible a las actividades pacíficas de la población, que busca originar cambios para lo cual no desecha en absoluta la posibilidad de que el propio Gobierno sea el que juegue un rol protagónico en ello.
  8. El Partido único y el Estado han desarrollado el más impresionante trabajo ideológico que se recuerda en el país para mantener por cualquier vía su posición rígida e inflexible.
  9. El trabajo diplomático ha sido muy activo, encabezado por el propio Presidente, que en los últimos meses ha recorrido gran número de países, explicando la posición oficial del Gobierno y las razones del inmovilismo.
  10. Todo parece indicar que en 1998 no se producirán nuevos márgenes que permitan vislumbrar aperturas democráticas en el país; y que esa misma tónica se mantendrá en 1999, cuando Cuba podría ser seriamente afectada por la crisis actual en la economía mundial y los efectos sociales que esto trae consigo. Tampoco se vislumbra un mejoramiento de la calidad de vida en este período, todo lo contrario; se incrementarán los problemas pues la respuesta económica es mínima y las grandes necesidades vitales acumuladas no tendrán la solución que requieren. La vivienda, el mantenimiento y reparación de vitales sectores; el transporte, el sistema de salud y de educación, la dieta básica, el alcance de los productos básicos para el vestir y el calzar, mejorar la calidad de vida se hace muy difícil. Las indisciplinas sociales aumentarán; la delincuencia, la prostitución, la falta de interés por el trabajo, lo que deprimirá la productividad del trabajo, factor principal de la recuperación económica.
  11. La represión parece ser que estará en los parámetros fijados en 1998 por el Estado; no existen las condiciones para retornar al nivel de 1997. Si esto se hiciera sería a un alto costo, que echaría por tierra la nueva imagen que a nivel internacional desean presentar las autoridades cubanas.


Cuba y la globalización; oportunidades y retos



SECCIONES DE CUBANET

...... NOTICIAS ...... Prensa Independiente | Prensa Internacional | Prensa Gubernamental ......
...... BUSQUEDAS ...... Archivos | Búsquedas | Documentos | Enlaces ......
...... INDEPENDIENTES ...... Cooperativas Agrícolas | Movimiento Sindical | Bibliotecas | MCL | Ayuno ......
...... DEL LECTOR ...... Cartas | Debate | Opinión ......
...... CULTURA ...... Artes Plásticas | Fotos de Cuba | Anillas de Tabaco ......
...... CUBANET ...... Semanario | Quiénes Somos | Informe 1998 | Correo Eléctronico ......
...... OTROS IDIOMAS ...... Inglés | Alemán | Francés ......