Bibliotecas
independientes: convocatoria y desafíos
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RÍO, enero (www.cubanet.org) - Finalizado año 2002
demostró no sólo la validez del Proyecto de Bibliotecas
Independientes, sino cuánto queda aún por hacer en ellas.
Si bien su número no se incrementó espectacularmente en los
pasados doce meses, la labor del más de un centenar de bibliotecas
independientes existentes en el país se adentró en espacios
insospechados años antes. Muy en especial entre intelectuales y
profesionales, pues las capas populares de la población se identificaron
con el proyecto desde sus inicios.
Evidentemente se dejó atrás aquellos aciagos días en
que el proyecto se debatía entre la incomprensión de la oposición
interna y la diáspora (no pocos negaron sus ventajas) que facilitaba la
represión oficial, que hacía su agosto incautando libros y
folletos.
Hoy las bibliotecas independientes están insertadas por derecho
propio en el incipiente movimiento de la sociedad civil cubana, aunque no están
exentas de los peligros que la han acechado, y de otros nuevos.
La intención de politizarlas sigue siendo el mayor riesgo, ya que
esto atenta contra el principio bajo el cual fueron creadas. Para que sean
verdaderamente independientes, debe existir el equilibrio literario que falta en
las 400 bibliotecas oficiales y en el fracasado proyecto de bibliotecas
populares que el régimen intentó estructurar como antídoto
al Proyecto de Bibliotecas Independientes.
Los últimos meses de 2002 evidenciaron un resurgimiento en la
cantidad y variedad de la literatura recibida.
Sin discusión, el mayor atractivo de las bibliotecas independientes
lo constituyen las producciones literarias de los escritores exiliados. Auque
las ediciones de los escritores, poetas y periodistas independientes que radican
en el país tienen un doble atractivo, no sólo por la calidad, sino
por el desafío que éstos hacen al régimen al proclamar sus
verdades desde aquí. Esto, indiscutiblemente, atrae al lector.
A todo esto debemos agregar que las bibliotecas independientes son los
centros receptores de revistas, folletos y boletines impresos por grupos
opositores o disidentes internos que llegan profusamente de un extremo a otro
del país, creando una nueva forma de comunicación, difícil
de anular por el régimen.
Los concursos literarios se consolidan, y la edición de libros y
folletos con los trabajos de los triunfadores evidencian que el proyecto se
viste de largo. A lo cual contribuyen los cursos de literatura, artes plásticas
y la iniciativa de abrir galerías-talleres donde las condiciones lo
permitan.
Lanzando un nuevo reto al absolutismo oficial, en este año 2003 las
bibliotecas independientes de la provincia de Pinar del Río se proponen
ofrecer un nuevo servicio a la población, consistente en la proyección
de videos de contenido cultural y científico-técnico, cursos de
derecho internacional, así como programas de entretenimiento y recreación.
El desafío que el Proyecto de Bibliotecas Independientes se ha
trazado puede y debe convertirse en estímulo para que otros sectores de
la sociedad civil busquen sus espacios, hoy escamoteados por el régimen
gobernante en Cuba.
Como bibliotecas independientes al fin, no se puede encerrar ni tronchar su
proyecto por motivos ideológicos. Deben estar abiertas a todos y ofrecer
una amplia gama de literatura, incluyendo revistas femeninas, de especialidades
técnicas, libros infantiles, juveniles y otros. En fin, literatura que
motive al debate y, por tanto, a la diversidad de opiniones.
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