Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Coserse el labio superior con el inferior es un acto macabro. No obstante, de esa manera es que quiere llamar la atención el matrimonio conformado por Vladimir Alejo Miranda y Rita María Montes de Oca.

El 20 de septiembre Vladimir cumplió sesenta días en huelga de hambre, y la esposa ocho. Él lleva en su boca dos puntos, y asegura que muy pronto se coserá otro si no se atienden sus peticiones fundamentales: una, que el gobierno detenga la represión contra los activistas de derechos humanos y, la otra, que no se les niegue el derecho al trabajo.  

El matrimonio Vladimir-Rita María vive en una casa pequeña, en la calle Estrada Palma, identificada por la fachada pintada de negro y llena de proclamas, entre las que se lee una que dice: “Estoy en huelga de hambre porque no se respetan mis derechos como ser humano”.

Los transeúntes que pasan por la céntrica zona del municipio Guanabacoa pueden leer citas de José Martí, como: “A veces está el hombre listo y no lo está el pueblo, a veces está listo el pueblo y no aparece el hombre”. Adentro, en la sala de la casa no queda espacio para nuevos carteles.

El desgaste físico del matrimonio es evidente; Vladimir pesaba 220 libras antes de comenzar la huelga y ahora pesa 160. Rita María, 232,  y ahora 200.

Vi a tres jóvenes asomarse a la sala de la casa. Leyeron el pensamiento de José Martí “No hay perdón para los actos de odio”, y comentaron: “Nosotros somos aldeanos”. Así expresaron su solidaridad con esta familia y sus tres hijos, haciendo referencia a las canciones del dúo rapero Los Aldeanos. Varias personas que viajaban en un camión descubierto gritaron al pasar frente a la casa: “¡Vladimir, estamos contigo!”.

Otro cartel denuncia: “Nos cosimos la boca porque dos agentes de Seguridad del Estado patearon a nuestros hijos”. Rita María lleva escrita en la palma de la mano derecha ¡Abajo Fidel!, y en la otra ¡Abajo Raúl! Cuando saluda en la calle, la gente lee y sigue su camino.