José Fornaris (PD)
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - El Sindicato de Trabajadores del Transporte celebró su congreso los días 17 y 18 de este mes. Cuba ha sido pródiga en este tipo de reuniones durante el último medio siglo. Nadie podrá jamás contabilizar la cantidad de frases, acuerdos tomados y horas glúteo empleadas en esas maratónicas reuniones. Tampoco la cantidad de tiempo invertido por los medios en cubrir esos congresos. Lo que cuestan nunca se ha sabido, y nada resuelven. Este del transporte es el octavo. Ese sector parece estar en crisis, pero ¿qué no está en crisis en la isla?
El Secretario General del Sindicato del Transporte, Juan José Polo, en recientes declaraciones a la prensa oficialista dijo: “Nada justifica que los ómnibus y trenes estén sucios, el maltrato a la población, el incumplimiento de la programación y de itinerarios por factores humanos; que se pierdan medios por negligencia de chóferes y tripulantes que provocan graves incidentes”.
Otros de los graves males, ya crónico, es el robo de la recaudación del pago del pasaje, lo mismo al pie de la alcancía del ómnibus que en las colecturías. En el 2009 más de tres mil trabajadores sufrieron sanción por ese delito.
Por su parte, el Secretario General de la Central de Trabajadores, Salvador Valdés, integrante del Buró Político del Partido Comunista, también ha dado sus valoraciones sobre el tema: “Hay que recuperar la disciplina del ferrocarril, la autoridad del chofer de ómnibus, la educación formal”.
Mientras que un representante de la Empresa de Transportación de Alimentos a Granel, Félix Rodríguez, se ha quejado de que camiones nuevos de esa entidad no logran pasar la inspección técnica conocida como “El somatón” que realiza la policía de tránsito y que, sin embargo, los camiones particulares con varias décadas de explotación transitan sin dificultad por ese examen, lo que parece ser una abierta alusión a la existencia de corrupción dentro del cuerpo policial.
A su vez, el ministro del ramo, César Arrocha, ha elogiado el resultado obtenido con el arrendamiento de taxis para su explotación a los propios choferes. Aseguró que la productividad del trabajo aumentó 55 veces, y que el ingreso por auto aumentó de 529 a 17 mil pesos. No especificó en base a qué unidad de tiempo se hicieron esos cálculos.
En consulta con conductores que fueron integrados a esa “experiencia”, personas ya en la tercera edad y conduciendo autos de la época soviética, dijeron que tenían que pagarle diariamente al Estado 114 pesos. “En realidad tengo que pagar 130, porque hay que darle algo a la expedidora”, especificó uno de ellos.
Otro, al referirse a la modalidad de arrendamiento, aseveró: “Esa es la peor explotación capitalista que existe, Aunque al menos soy mi propio jefe”.
El pasado miércoles, el Canciller Bruno Rodríguez declaró, en relación con el embargo estadounidense al régimen de La Habana: “Es una política fracasada, y cualquier política que fracase 50 años debe ser revisada. Es ilegal y moralmente insostenible”.
En Cuba carece de sentido analizar los problemas de un sector. Todo obedece al fracaso de un sistema. Y algo que ha fracasado durante medio siglo, como manifestó Rodríguez, “es ilegal y moralmente insostenible”.
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