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Tres tiros a Lenin

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - En 1918 Fanny Kaplan le disparó tres tiros a Vladimir Ilich Lenin porque, según sus biógrafos, era una revolucionaria apasionada. En aquellos momentos, a los diez  meses de haber dado un golpe de Estado, el líder comunista se había ganado tantos enemigos, que cualquiera de ellos hubiera hecho lo mismo que Fanny. No sólo revolucionarios pertenecientes a otros partidos proscriptos y organizaciones políticas, sino viejos partidarios suyos que le criticaban su forma de actuar.

Una noche le bastó a Lenin para movilizar destacamentos de soldados y grupos de obreros armados en marcha hacia los edificios públicos, puentes y estaciones de trenes. Todo transcurrió tranquilamente, sin derramamiento de sangre. Solo algún simpatizante de Kerenski recibió un culatazo, y las empleadas de la central telefónica buenas meriendas para que salieran del desmayo que les ocasionaron ver invadido sus lugares de trabajo.

A finales de octubre de octubre de 1917, la República Rusa dejaba de existir, y su Presidente partía al frente para reconquistar la capital insurrecta, ya bajo el dominio de Lenin y su partido de minorías, el bolchevique.

Lenin llamó fulleros a aquellos que se le oponían, y utilizó las célebres palabras de Pedro el Grande, devorado como Ulianov de una insaciable sed de acción: “La contemporización es la muerte”, frase convertida en leitmotiv en sus escritos.

No le fue nada fácil a Lenin la toma del poder. La inmensa mayoría de los campesinos seguían a los socialistas revolucionarios -partido al que pertenecía Fanny Kaplan-, así como la mayoría de los soldados. Durante días los bancos cerraron sus puertas, los empleados públicos no iban a trabajar, los periódicos protestaban contra el golpe y llamaban “banda de aventureros políticos al grupo de bolcheviques. Para Lenin se trataba de la Gran Revolución de Octubre.

Cuando le señalaron que no contaban con el espíritu combativo de las masas, Lenin dijo: “Es una ingenuidad esperar que tengamos una mayoría formal”.

Surgió entonces una mujer, nacida en 1883. Hija de campesinos judíos que se incorporó desde muy joven a grupos anarquistas, y luego hasta pertenecer al Partido de los socialistas-revolucionarios.

En 1906 fue condenada a trabajos forzados de por vida en una prisión de Siberia, luego de participar en un fallido atentado contra un alto funcionario zarista. Kaplan fue puesta en libertad once años después, en febrero de 1917, cuando la revolución de febrero derrocó al zarismo.

Opuesta a la política de Lenin, quien no había obtenido la mayoría absoluta en la Asamblea Constituyente de noviembre de 1917, y con un socialista-revolucionario como presidente dos meses después, Fanny Kaplán fue la escogida para matar al hombre que había traicionado a muchos.

El 30 de agosto de 1918, a la salida de una fábrica de Moscú, luego de gritarle traidor delante de todos, y cuando Lenin se volvía hacia ella, Fanny le disparó tres veces. Fue encarcelada y fusilada cuatro días después.
Antes de morir aceptó ser la única culpable del atentado, y acusó a Lenin de haber traicionado a los revolucionarios del pueblo ruso.




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