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Mercados, paro y situación laboral

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - El sábado pasado fui a comprar vegetales y especies. Compré ocho tomates por 30 pesos; cuatro pepinos, 10; un mazo de cebollinos 7 pesos y tres sobrecitos de comino a 1 peso cada uno. En total, cincuenta pesos, y no me llevé nada del otro mundo.

Lo gastado me llevó a pensar en el futuro de los trabajadores que serán desplazados de sus puestos en el trimestre venidero, como vienen anunciando las autoridades del país. Los noticiarios de radio anunciaron un pronunciamiento de la Central de Trabajadores de Cuba en apoyo a las medidas de despido de trabajadores de las empresas no rentables.

Pensé también que el próximo fin de año será triste para ellos y sus familias. Los precios de los alimentos no bajarán por sí solos El gobierno anuncia, además, la ampliación de los permisos para trabajar por cuenta propia. Una acción que posibilitaría que los trabajadores en paro encuentren en qué ocuparse y puedan ganarse un salario.

Pero en este punto nace la duda, dada la experiencia de quienes se dedican al trabajo particular, pues éstos han padecido, desde el surgimiento del movimiento cuentapropista, los años noventa, los altos impuestos, inspectores corruptos, reglamentos, disposiciones, falta de materias primas, y regulaciones prohibitivas que entorpecen la gestión.

Al cabo de medio siglo, los dirigentes cubanos se dan cuenta de que el modelo económico impuesto no sirve ahora. Decir que nunca funcionó tampoco es exacto, porque si bien mantuvo a la población en la penuria material hasta ahora, sí funcionó para mantener el control individual y la represión del gobierno sobre la población,  y para que los dirigentes vivieran bien por encima del ciudadano.

En este momento, la cacareada construcción del socialismo da otra vuelta de tuerca, y como siempre, serán los trabajadores quienes sentirán en sus bolsillos el golpetazo del fracaso del modelo económico que ahora pretenden actualizar.

El arrendamiento, el usufructo, el trabajo por cuenta propia son las nuevas formas que ya se introducen como escape al problema de las personas sin trabajo, lo que está a la vuelta de la esquina. Las garantías de pago a los trabajadores en paro (llamados interruptos), mantenidas hasta ahora, cesarán. Y ¿de qué vivirán mientras se reubican en algo productivo con los precios de los alimentos y otros por las nubes?

La consigna de más productividad y eficiencia laborales esconde el esfuerzo de trabajar más sin herramientas ni útiles de trabajo adecuados. Por ejemplo, quienes acuden al plan de usufructo de tierras tienen que limpiarlas de marabú y otras malezas a machete limpio; sin ropa ni calzado adecuado para el laboreo agrícola, y sin contar con fuentes de agua o sistema de regadío alguno.

Muchas interrogantes y pocos caminos se vislumbran para salir airosos de esta situación económica, tan compleja y desastrosa luego de 50 años de lo mismo.




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