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Pisando vidrio

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - “Pisar vidrio” llamamos en La Habana al acto de pisotear, por descuido, algún tipo de excremento que haya en el camino. Los transeúntes que en estos días pasan por las calles Reina, Rayo, Gervasio, Salud, Dragones o algunas de las otras que están ubicadas detrás del Barrio Chino, tendrán presente lo que eso significa, pues, quien no se ande a la viva por allí, de seguro termina pisando vidrio.

Nuestras sentenciosas abuelas afirman que “pisar vidrio” suele dar buena suerte. Nadie lo diría al observar los rostros sudorientos y angustiados de aquellos transeúntes que deambulan entre tuberías pútridas y fosas reventadas en busca de lo que no hay, sean víveres a precio de bolsillo, sean productos u otros enseres imprescindibles para el hogar, o sea, simplemente un vaso de agua fría.

Mucho menos cabe pensar en la buena suerte cuando te adentras de lleno en las cuarterías laberínticas, entre paredes ruinosas y húmedas, que hieden a orina, a suciedad, a pudrición, a grajo, a desamparo, a vicio y a peligro, sobre todo a peligro.

Esos visitantes bobalicones de Europa y de los Estados Unidos que vuelan a La Habana subyugados por el aroma de lo exótico, lo bueno solamente para ver desde lejos, no saben lo que se están perdiendo cuando enrumban sus pasos por la calle Obispo en pos del Casco Histórico y otras chulerías turísticas del montón.

Bien cerca pero en dirección contraria, dentro del cuadrante que forman las calles Reina, Belascoaín, Zanja y Galiano, podrían apreciar a plenitud el exotismo salvaje que nos va dejando como herencia la dictadura más antigua del hemisferio occidental.

Lástima que en su visita de días atrás, no hayan pasado por allí los líderes del hoy gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que tan magníficas impresiones dijeron haberse llevado de Cuba.

Ya que demuestran tener dudas y esperanzas compartidas a porciones iguales acerca del futuro del socialismo del siglo XXI, muy oportuno les hubiese caído un adelanto mediante el retrato de cuerpo completo que les brinda esa vitrina habanera.

Sólo habrían precisado llevar una buena escolta y no transitar tarde en la noche por aquellos andurriales, de modo que pudieran vivir lo necesario como para comprobar por sí mismos si en verdad “pisar vidrio” augura la buena suerte.

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