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Para el régimen no hay más allá

Gustavo Pardo Valdés

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - La reaparición de Fidel Castro evidencia que la pretendida sucesión no funcionó. Raúl Castro no ha podido implementar los “cambios estructurales” que el precario estado de la nación demandada, ratificando la presunción de que el sistema no funciona sin la omnipresencia del máximo líder; lo cual demuestra que para el régimen no hay un más allá.

El retorno del ex Presidente, con sus proyecciones, profecías y sus soluciones salomónicas para evitar el cataclismo mundial, no tiene sentido práctico, porque no resuelve los problemas apremiantes de la población.

La sociedad se encuentra en movimiento hacia un algo que, sin estar todavía definido, no será más de lo mismo. Aunque esta realidad es palpable para nacionales y extranjeros, la elite histórica se niega a reconocerlo. 

Si se contara con un liderazgo gubernamental definido, estas circunstancias podrían conllevar a que el propio régimen iniciara un movimiento natural hacia los cambios necesarios; pero la obstinación de la ortodoxia regente puede hacer de estas transformaciones un hecho convulso, que conlleven a secuelas indeseables para todos.

Desaparecido Fidel Castro, es previsible que ocurra un vacío de poder que traiga la ingobernabilidad del país, situación que puede generar, entre otras: violencia generalizada, mayor represión contra de los opositores, emigración masiva, ascenso al poder de elementos relacionados con las mafias, establecimiento de un capitalismo de Estado, dictadura institucional.

Estas opciones no son deseables para un pueblo que ha padeciendo una de las más largas y férreas tiranías que ha conocido el mundo occidental. Una opción esperanzadora es el fortalecimiento de la sociedad civil, que se manifiesta en la aparición de nuevas instituciones y proyectos, que van desde las que recogen animales abandonados, hasta las que atienden a niños enfermos de cáncer.

 Esta opción puede constituir el paliativo necesario a las consecuencias que puedan producirse “el día después” de la  desaparición del escenario político nacional de Fidel Castro.

Las organizaciones que se encuentran trabajando, y las que puedan crearse, han de ser capaces de encontrar ONGs internacionales dispuestas a apoyar los proyectos que ellas desarrollan, así como de nutrirse de colaboradores voluntarios que pongan en práctica los proyectos planificados. La acción emprendida por la nueva sociedad civil, podrá mostrar a los cubanos que existen alternativas viables, eficientes y menos costosas que el paternalismo oficial. 

Cuando llegue el momento del cambio, una sociedad civil fuerte, dinámica y organizada, piedra neutralizar la incapacidad gubernamental para evitar el caos. 





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