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Interlingua, lengua de Babel  

Yosvani Anzardo Hernández

HOLGUÍN, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Después de distribuir algunos ejemplares de la Declaración Universal de Derechos Humanos, una amiga me llamó  para decirme que el documento no estaba escrito en español.  

-No puede ser -dije-. Yo lo leí y es igual a los que hemos impreso siempre.  
-No te preocupes -me contestó-, de cualquier forma lo entiendo. 

En el primer artículo decía: "Tote le esseres human nasce libere e equal in dignitate e in derectos. Illes es dotate de ration e de conscientia e debe ager le unes verso le alteres in un spirito de fraternitate". 

Fue una broma. Encontré ese párrafo no sé ni dónde, y lo puse en varios de los ejemplares que imprimimos. Ha sido ese mi único contacto con una lengua artificial; luego supe que se llama Interlingua, que sirve como lengua literaria y que pueden entenderlo sin nunca haberlo estudiado los que tengan como lengua materna idiomas romances, e incluso el inglés, el alemán y hasta el ruso. Las palabras comunes en latín son su base, una síntesis racional y estandarizada de las gramáticas de estas lenguas de referencia le da forma.  

Sin dudas me gusta, pero hace muy poco se celebró en La Habana un evento internacional de Esperanto, que es otra lengua artificial, y en el mismo de lo que más se habló no fue de comunicación e idioma, sino de imperialismo y lo supuestamente perjudicial de la globalización. 

Entonces comprendí que la Torre de Babel no fue destruida sólo porque la gente, al comenzar a hablar distintos idiomas, dejó de entenderse, sino también porque el egoísmo y la tozudez se posesionaron del corazón de los hombres. Incluso, de nada valdría hablar el mismo idioma, todos, si existen leyes nacionales que impidan el contacto e intercambio de unos con otros como sucede con Corea del Norte y Cuba. 

De nada sirve que los líderes mundiales se entiendan, si no pueden ponerse de acuerdo, pero si los pueblos se entienden, y la información no es privilegio de gobernantes que sólo comparten lo que les conviene, entonces el mundo sería otro, todos comprenderían que no existe el átomo radioactivo pacífico; que ser responsable es también no responder mostrando el sable cuando otros y no tú sufrirán las consecuencias; que las cruzadas terminaron hace mucho y nadie venció; que crear el álgebra fue bueno para la humanidad, pero usarla bien es aún mejor; que el poder prolongado de un solo hombre es tiranía y se perpetúa en el miedo y la maldad; que el casabe en Cuba se debe seguir comiendo sin privarnos del McDonald; que el petróleo no va ser por siempre el combustible por excelencia, y que pronto ningún país podrá subsistir sin abrir sus fronteras e integrarse a un bloque económico con leyes supranacionales. Y además, que un agujero negro puede tragarse nuestra galaxia.  

De cualquier forma, prever nos da la oportunidad de evitar. Pero hay que hacerlo con serenidad y diligencia. Conocer lo bueno y prometedor de todo lo que está sucediendo en el mundo es estimulante. La humanidad avanza, y su camino nunca ha dejado de tener obstáculos y peligros, es la razón que hace que la vida sea un milagro. 

En Cuba somos muchos los que constantemente buscamos noticias buenas, normalmente atrasadas, porque las malas son repetidas por los medios. Son tantas las cosas que no sé, y tantas las respuestas posibles que encuentro mirando hacia dentro, que no puedo menos que emocionarme cuando, casualmente, descubro que Dios nos devolvió el idioma común, necesario para construir la Torre.





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