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Ahora viene lo peor

Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - En algunos filmes, sobre todo del cine americano, para dar idea de la profundidad que tiene un abismo, un despeñadero, un barranco, etc., los personajes arrojan una piedra o un madero, esperando oír el momento en que cae; el espectador toma así conciencia de la distancia a la que está la tierra o el agua, del lugar desde donde se hace el lanzamiento. Algo parecido ha sucedido en la vida de los cubanos, con la diferencia de que aún el objeto que se arrojó desde la cima no ha llegado a tocar fondo. Todos están expectantes de que esto suceda.

Y es que cada vez que se hace un anuncio oficial de los llamados cambios para mejorar la economía, afecta a un grupo considerable de personas. Esta semana se inició con la noticia de que se iba a suspender a partir del primero de septiembre la cuota de cigarros que se vende por la cartilla de racionamiento, llamada en el lenguaje virtual de la dictadura “libreta de abastecimientos”. 

Si se tiene en cuenta el último censo del año 2002, esta medida afectará a unos 2 millones de personas, ya que en un momento determinado se decidió por el gobierno, no tener más en la lista de productos racionados este tipo de cigarros, y sólo los mayores de 55 años tenían acceso a esta mensualidad.

Quizás para los que no conocen las interioridades de este empobrecido país, la noticia no tenga valor alguno; sin embargo, se pueden hacer varios comentarios acerca de lo que significa para el bolsillo de los afectados, la mayoría de ellos personas jubiladas.

Estos cigarros se producían con una marca y un precio diferente de los que se venden de forma liberada, lo que implicará un ahorro para el Estado. Se vendían de forma racionada 3 cajas de los llamados fuertes, y una suave, al precio de 2 y 2.50 pesos (moneda nacional) respectivamente. Habría que añadir que una vez al año era doble la asignación de estos cigarros, por situaciones que se presentaron años atrás. La mayoría de las personas se quejaban de su mala calidad.

Al existir dos tipos de cigarrillos, los normados y los liberados, era un negocio mensual la venta de los primeros a los fumadores, sobre todo a los que no tenían acceso a la cuota. Muchas personas equiparaban las cajetillas al precio de las eximidas de la libreta, pero el intervalo de venta estaba entre 5 y 7 pesos. También algunos viejitos se paraban en las bodegas (mercados de comercialización de alimentos), y a determinadas horas del día, cuando estaban cerradas, aprovechaban la oportunidad para negociar los cigarros al menudeo, al precio de 40 centavos cada uno.

Esto implica que a un precio de costo de 8 pesos 50 centavos la cuota mensual, se podía obtener de ella entre 12.50 y 20 pesos; y si se utilizaba el método del menudeo hasta 32, convirtiéndose en un ingreso extra para los que apenas les alcanza el dinero para vivir. A su vez, la circulación monetaria tendrá una disminución entre 17 y 64 millones de pesos, mensuales, de los cuales una parte pasará seguramente al mercado subterráneo.

Es por ello que la medida ha sido totalmente impopular y las personas están asustadas por otras que puedan venir, en particular la eliminación de la “libreta de abastecimientos”, aunque de hecho se irá terminando con ella poco a poco.

También esta semana ha vuelto a resurgir fuertemente la presencia de Fidel Castro en los medios. El pueblo había sentido un alivio estos años, ya que su hermano Raúl no es tan proclive a exhibirse ante las cámaras de televisión ni a pronunciar largos discursos.

El periódico Granma, por ejemplo, ha tenido varios días de esta última semana, que de sus ocho páginas, seis (75% en números relativos) han estado cubiertas por escritos de el ex Presidente, capítulos de su último libro y fotos relativas a entrevistas y visitas que realiza; una forma de alimentar su egolatría.

Pero, adicionalmente, se han ido recuperando los sustantivos que acostumbraba a recibir de acuerdo con sus diferentes cargos; porque hay que recordar que durante varios años, en sus Reflexiones, se le llamó compañero Fidel. Sin embargo, en estos momentos vuelve a ser: Comandante en Jefe, Líder Máximo de la Revolución, Líder Histórico de la Revolución, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, etc. etc. En algunas ocasiones pudiera parecer algo accidental, dicho por el locutor de la radio o la televisión, o quizás por el periodista de la prensa escrita, pero aquí es muy difícil que se produzcan estas equivocaciones.

Cuando se analiza la situación por la que está pasando el pueblo de Cuba, se experimenta un tremendo sentimiento de tristeza. La dualidad que en estos momentos existe en la dirección del país, es desestabilizadora; y lo más preocupante es que no se sabe a dónde nos lleva el futuro cercano.

Por su parte, los que disienten (una parte mayoritaria de la sociedad) están más reprimidos que nunca, no se recuerda en tanto tiempo una ola represiva como esta en contra de los que no están de acuerdo con las ideas y los planteamientos gubernamentales, incluyendo, como es natural, en el número uno de la lista, a los que se oponen.

El cubano promedio, absorto en sus observaciones y problemas personales, que cada día se incrementan, piensa que ya ha pasado lo más malo, pero inmediatamente reacciona y se dice: “Ahora viene lo peor”.





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