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Conducta autista

Eugenio Leal

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Pasa el tiempo y no se implementan las leyes para crear pequeñas y medianas empresas. Raúl Castro repite que todo se realizará a su debido tiempo y sin improvisación, y advierte que hay que tener paciencia.

Ahora la tierra se le arrienda a los campesinos para producir alimentos por diez años renovables, cuando debería ser de por vida y con posibilidades de que sus descendientes les sucedan en la tenencia. Es diferente con los empresarios extranjeros, para construir obras para el turismo, a los que se les concederá el derecho de la tierra por noventa y nueve años y la correspondiente posibilidad de exportar las ganancias.

Antes había ocurrido con las inversiones en la industria y otros sectores de la economía. Sólo los foráneos y los de origen nacional radicados en el exterior pueden invertir. Los de adentro somos la mano de obra cautiva. Cualquier actividad productiva que emprendan las personas se declara ilegal, los bienes y recursos obtenidos se califican de enriquecimiento ilícito, son decomisados y se les condena.

Si algo no se puede simular es el libre albedrío. Es, precisamente, la falta de libertad en nuestra sociedad, la que ha llevado a la nación y a sus ciudadanos al estado actual. Sólo cuando se restablezcan en la nación los derechos económicos, políticos, sociales y culturales comenzará el largo proceso de recuperación. No será posible revertir el estado actual con apariencias de reformas al sistema, porque no es perfectible.

La enfermiza acción de dominación impide, entre otras cosas, que se creen cooperativas de consumidores. Las condiciones de miseria y explotación económica dieron origen a este tipo de asociación. Su propulsor fue el industrial socialista utópico Robert Owen (1771-1858). La primera se creó entre los mineros pobres en Rochdale, Inglaterra a mediados del siglo XIX.

Con una finalidad material, social y educativa, estas agrupaciones mantienen unos principios y eficiencia que han posibilitado el bienestar de sus asociados y de las comunidades por todo el orbe, al establecerse la distribución de las ganancias según la participación. Serían una forma de mejorar las maltrechas economías familiares en nuestro país. Claro está, si el sistema en Cuba no fuera un moderno feudalismo, como lo ratifica el hecho que su único interlocutor válido es la Iglesia Católica.

En su tonada, Esperar, el cantautor Erick Sánchez repite un estribillo que dice: esperar, esperar, esperar, a mí que me desespera / esperar, esperar, esperar, pregúntaselo a Mandela. Precisamente, sabemos que Nelson Mandela se oponía con firmeza al enfrentamiento armado contra el apartheid. Posteriormente llegó a la conclusión que el opresor es el que impone el tipo de lucha y creó los destacamentos de combate del Congreso Nacional Africano (A.N.C.) en Sudáfrica.

También es bueno recordar que, al referirse a nuestros compatriotas, Nicolás Guillén, en uno de sus poemas dice: Cierto es que este es un pueblo manso todavía / pero un día hace como esos árboles urbanos que levantan la acera con una sola raíz. Ya los rizomas se extienden y los tallos brotan a la superficie, pero los que detentan el poder mantienen una conducta autista.





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