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Raciel Gómez Golpe, la ciudad en el silencio

Justo J. Sánchez

MIAMI, Florida, agosto, www.cubanet.org -Su hablar pausado, ponderado, permite acceso a la firme voluntad y disciplina que explican su éxito institucional en Cuba sin pronunciamientos políticos ni venderse a la nomenclatura cultural. Al publicarse un artículo de portada en El Caimán Barbudo, Raciel Gómez Golpe y su esposa ya habían viajado a México para escapar a Estados Unidos. De equipaje traían un conmovedor álbum de fotos, rincones de una Habana encapsulada en el tiempo, herida y vulnerable. Entre el bullicio citadino, Gómez Golpe encuentra el silencio en la historia. Si otros creadores han incursionado este terreno, el joven pintor ejerce la economía de medios para así exponer la fragilidad de las estructuras, abriendo espacios para la fuga o la reflexión. Estas obras monocromáticas tienen una sencillez y quietud que resultan en gran tensión dramática.

Gómez Golpe no cree incursionar en la nostalgia. Afirma que descubre y explora el pasado en el presente, sin maquillaje, con las llagas que deja el paso del tiempo. Selecciona recuerdos a elaborar entre los diarios fotográficos de su peripatética experiencia habanera.   

Raciel: ¿a qué edad comenzaste a dibujar?

Cuentan mis padres que de niño, a los tres años de edad, hice un dibujo. Al preguntarme qué había pintado, con toda convicción: “la línea del tren”.   
¿Fuiste naturalmente dibujante?

Siempre me ha gustado dibujar. Comencé la instrucción formal a los nueve años en una Casa de Cultura.  Además del enorme placer del ejercicio en sí mismo me impulsa un constante afán por eliminar artificios, ornamentos y elementos sobrantes a la hora de la representación. También mi formación como escultor en San Alejandro me acercó mucho al dibujo como medio de estudio y expresión plástica. Después de graduado me concentré en el quehacer bidimensional. El dibujo ha sido siempre mi fiel compañero en la búsqueda artística.  

¿Qué te atrajo a la expresión visual?

Ni soy piadoso ni pedante. Es que no tengo otra explicación que reconocerlo como un don que proviene de Dios. Soy de pocas palabras y quizás por ello me expreso mejor en imágenes.  

¿Recibiste apoyo familiar en este empeño o te encontrabas solitario en estos primeros intentos?

Sí. Un sí  rotundo, siempre he contado con el apoyo de mis padres. A pesar de estar ajenos al mundo del arte, siempre han mostrado confianza en mis sueños. Al ser el primero de los míos en hacer brechas en la plástica he tenido que poner empeño y perseverancia para abrirme paso.  

¿Cómo te adaptaste a tu formación académica en las artes?

Soy estudioso y metódico, tuve una etapa de crecimiento fructífera en la Academia de San Alejandro. Gocé de la estima de mis profesores.  

¿Fuiste un rebelde ante la formación en las artes?

Fui aplicado pero también rebelde. Recuerdo en mi época de estudios que el programa de clases no era ni lo suficientemente profundo ni concienzudo. Junto a un grupo de compañeros de clases organizamos una huelga frente a la dirección de la escuela demandando mejoras en el programa de clases. Éramos un grupo de estudiantes comprometidos con nuestro trabajo y no cedimos hasta lograr los cambios necesarios.  

¿Cuáles son los mitos que perduran sobre la educación en Cuba y sobre el adiestramiento artístico en ese país? ¿Existe una  idealización de la realidad cubana en ese aspecto?

Realmente la educación artística en Cuba es buena. A ese hecho le debo mi formación. Pero no dejo de reconocer que también hay una idealización de los logros educacionales de Cuba. Hay, como no, baches y lagunas.   
 

En tus distintas series ¿cómo es tu método de trabajo?

Casi siempre parto de una idea central, que desarrollo a partir de investigaciones de tipo social o antropológico que parten del contexto social cubano. Después de tener bien claro lo que quiero, entonces salgo a las calles en busca de las imágenes adecuadas para desarrollar la serie.  

¿Qué lecturas han informado tu quehacer como artista?

Soy más lector de textos históricos y teóricos sobre el arte que de literatura. Creo que uno de los libros que más me ha inspirado es la Biblia. También he estudiado un poco la obra filosófica de Aristóteles (la Poética) y Platón (El Simposio, La República y otros diálogos).  Dentro de los textos teóricos puedo citar, El concepto de técnica, arte y producción en la filosofía de Aristóteles por Virginia Armella Aspe, El diseño se definió en Octubre por Gerardo Mosquera, y otros.   
Especifica otros libros además de las Sagradas Escrituras.

Por ejemplo Rebelión en la granja y 1984, de George Orwell.   
 
¿Cuáles son tus experiencias más satisfactorias como artista y profesional a nivel institucional?

Las ferias de arte me han aportado excelentes experiencias. En la actualidad ofrecen la oportunidad idónea para confrontar las propuestas plásticas ante públicos de diferentes latitudes y estar al tanto del acontecer artístico, reacciones críticas, hábitos de coleccionismo y medir la temperatura de distintas audiencias.  
¿Y en tus muestras colectivas o monográficas en Cuba?

El público cubano que asiste a galerías es culto, crítico y polémico. Cada muestra -sea colectiva o individual- siempre ha sido la primera trinchera de confrontación e intercambio objeto-sujeto de mis proyectos. La creación artística a pesar de tener su finalidad en si misma siempre completa su proceso en las exhibiciones.  
  
Describe, a nivel institucional, la relación de un pintor exitoso y reconocido como tú con el Ministerio de Cultura, el sistema de galerías, las ferias en el extranjero y los posibles clientes extranjeros.

Siempre es complicado para un artista joven ser aceptado por la institución “arte”. En mi caso,  mis logros siempre han sido resultado de la perseverancia, comenzando con mi deseo de estudiar en la Academia que no pude lograr hasta el cuarto intento. Con mis 31 años he tenido la suerte de estar en algunas de las mejores galerías y museos de Cuba así como otras muy prestigiosas en el extranjero y no ha sido producto de afiliación ideológica con el sistema. También he tenido el apoyo de críticos, coleccionistas y amigos que han confiado en  mi trabajo. Por otra parte, mi relación con el Ministerio de Cultura no se caracterizó por la tensión, a pesar de tener una postura imparcial y apolítica, no me he detenido ante los obstáculos institucionales en Cuba para avanzar con mi carrera. En Cuba hay, por supuesto, miles de restricciones.

No me interesa la política, pero en un país como Cuba no se puede estar en un punto neutro.  Mientras más pude escalar peldaños, más difícil se me hizo mantenerme en una posición imparcial. En Cuba la institución arte debe responder a la ideología política imperante y mientras más escala un artista, más le debe al Ministerio de Cultura. Nunca nada, ni nadie, me ha impedido hacer una obra que profundiza en verdades de la realidad social cubana que no están en las postales turísticas.    
 
En estas últimas series: ¿cómo vas escogiendo esos rincones que quieres explorar? Te digo ¿por qué te concentras en esas arquitecturas de madera donde se ve el paso del tiempo, la depauperación, y se transmite una tristeza y para muchos un sentido irreversible de decadencia?

Estas series más recientes están impulsadas por una profunda exploración social y antropológica, y por un estudio del contexto en el que me moví  hasta mi llegada a Miami. Junto a esta motivación, mi selección de estos espacios es posible gracias a interminables caminatas por las calles de La Habana.  

¿Cómo podrías describir tu espiritualidad?

Eso es difícil. Las palabras quedan cortas. ¡Claro que siento la moción del mundo  espiritual! No vengo de un hogar ateo pero mis padres no me formaron dentro del catolicismo o un cristianismo institucional. Yo he escogido mi fe por una experiencia muy estrecha con Dios, mis lecturas de la biblia y mi bregar como artista.  

Describe, si puedes, tus proyectos ahora ya en Estados Unidos y en el extranjero.
Por lo pronto…. Continuar con algunos proyectos que ya tenía desde Cuba, como una exhibición personal en una galería en Ciudad México y otra en Mérida Yucatán, cumplir algunos otros compromisos y enfrascarme con todas mis fuerzas en un proyecto de exhibición personal para alguna galería que me brinde su espacio aquí en Miami y Nueva York.  

Sobre el autor: El galardonado periodista Justo J. Sánchez se ha desempeñado en Nueva York, Miami y el Caribe. Ha escrito para el departamento latinoamericano de la casa Sotheby’s, la revista Art Nexus, The Miami Herald y en catálogos de importantes galerías. Fue editor de bellas artes y cultura en el neoyorquino EL DIARIO/LA PRENSA.




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