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Reestructurar la Educación

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El futuro de un país descansa en la formación multifacética de niños y jóvenes. El libre acceso al conocimiento y el intercambio en Internet, y la disponibilidad de computadoras es imprescindible.

Pero en Cuba se acumulan décadas de deficiente instrucción y la computación se imparte como propaganda internacional, pues en los hogares está prohibida la red y en los pocos lugares públicos existentes es muy cara y censurada.

Desde el Estado se impuso después de 1959 la llamada política de creación del “hombre  nuevo”, que debería ser un individuo cercano a la perfección, pero en realidad dócil y carente de decisión propia.  Si bien se ampliaron las oportunidades para estudiar, partiendo de la erradicación del analfabetismo, la instrucción obligatoria hasta el noveno grado, y la oportunidad de acceso a la enseñanza media y universitaria, se impuso un agradecimiento que demandaba la renuncia de los padres a decidir sobre los métodos y lugares de estudio.  Para garantizar esos objetivos se rompió el vínculo niño/joven-familia mediante las directivas ideológicas desde las organizaciones estudiantiles como los Pioneros en la primaria y las obligatorias escuelas en el campo en secundaria básica y preuniversitario.

Las ricas tradiciones en esta esfera eran menospreciadas y se destacaban fundamentalmente los problemas que podrían haber existido, soslayando que en Cuba hubo antes de la revolución enseñanza pública en todos los niveles, con programas y profesores de calidad en el bachillerato y la universidad.

Maestros y profesores  fueron perdiendo reconocimiento social, y  estímulo por las condiciones de las escuelas depauperadas, la sobrecarga de reuniones políticas, los trabajos voluntarios sin contenido afín ni productivo y el inadecuado salario.  Los evaluaban según las altas notas  y la promoción de los alumnos, de manera que dictaban clases  para lograr respuestas exactas en los exámenes, con menoscabo de la calidad de las clases y los estudios complementarios.  En la década de 1990, esos profesionales se trasladaron a otras actividades, fundamentalmente  el turismo.
 
Además, el gobierno los sustrajo al encontrar una forma de penetración política y exportación  a otros países, inicialmente sentido por ellos como muestra de  solidaridad y luego para obtener algunas divisas que mitigaran la carente economía familiar.  No pocos han decidido no regresar a Cuba para procurar una solución más solida y definitiva.

Por su parte, los alumnos están acostumbrados a aprender lo indispensable para aprobar los exámenes, no tienen hábito de lectura y no aprecian el beneficio de proseguir los estudios medios y superiores, con lo cual se compromete el presente y, principalmente, el futuro desarrollo en todas las esferas. En Cuba puede encontrarse un ingeniero en una labor de poca calificación, pero que aporte mayores beneficios económicos, lo cual no motiva a los jóvenes a estudiar.

Con el llamado “ordenamiento del país en materia educacional” comenzaron modificaciones radicales, fundamentalmente en las enseñanzas secundaria, preuniversitaria y universitaria en 2009, con mayor énfasis en 2010.  Entre los motivos están la crisis económica cubana, los escandalosos resultados de los exámenes de ortografía –debido a la eliminación de las clases de caligrafía, ortografía y redacción- a los estudiantes próximos a graduarse y los de ingreso a  las universidades establecidos en 2010, que escandalizaron por la cantidad de suspensos, por lo que padres y jóvenes demandaron, y el Ministerio de Educación Superior aceptó, su repetición; y no menos importante resulta el descrédito para las campañas en el exterior sobre los logros en la educación.

En las conclusiones del curso 2009-2010 de los Ministerio de Educación y Educación Superior se justificaron las transformaciones debido al  “análisis profundo a partir de las preocupaciones planteadas por la familia, los maestros, los estudiantes, con respecto a la calidad y la eficiencia de la educación”, según el periódico Juventud Rebelde.  Al cabo de cinco décadas, prevalecieron las evidencias de que los niños y jóvenes cubanos cada día están peor preparados académica y cívicamente;   los maestros y profesores no volverían a ser profesionales capaces y responsables, si  no eran estimulados social y económicamente, y las tentativas apresuradas para sustituirlos con jóvenes sin vocación ni adecuada preparación han sido contraproducentes.

Entre los primeros pasos, General Raúl Castro  convocó en 2008 a los maestros que habían emigrado del sector y los jubilados a reincorporarse, con mantenimiento de las pensiones y algún aumento de los salarios.  Ha habido retorno, pero se mantiene el éxodo del personal docente, y este año abandonaron los estudios pedagógicos 7 487 alumnos de todos los años académicos. 

En la década pasada, se pretendió resolver el problema en la enseñanza secundaria mediante la formación meteórica de muchachos a partir de noveno grado, los llamados maestros emergentes, quienes unieron a su deficientísima instrucción y educación formal lo aprendido fugazmente, para atender a  otros muchachos casi de su misma edad.  Además, se implantó el profesor general integral (PGI), de manera que teóricamente debían impartir varias asignaturas, pero en realidad tuvieron que recurrir al programa audiovisual, con tele-clases o video-clases. Los maestros emergentes se han descontinuado y ahora se reconoce que “se mantendrá el PGI este curso…aunque, por el nivel que van alcanzando los profesores, cada vez son más las clases frontales,  los medios audiovisuales no desaparecen, sino que sirven como acompañamiento”.

Sin embargo, se han modificado las carreras de los PGI con adecuaciones en los planes de estudio de segundo y tercer año, y se graduarán de las nuevas especialidades de  ciencias pedagógicas en español-literatura, matemática-física, biología-química o biología-geografía, marxismo leninismo-historia, y educación laboral-informática. Mientras los de cuarto y quinto años terminarán como licenciados en educación, profesor general integral, y quienes ya hayan egresado de esas carreras recibirán diplomados y otros cursos para acercarse al nuevo perfil.

En 2009, las obligatorias escuelas preuniversitarias en el campo fueron disminuyendo y el próximo curso no las habrá -ya se habían eliminado las secundarias básicas. La cruda situación económica también ha  demostrado la imposibilidad de mantener el costoso plan de becas, que demandaba vestuario,  alimentación, transporte y mantenimiento de instalaciones, sin beneficios en la recaudación del Estado por una sesión diaria de trabajo de los improductivos estudiantes, en una agricultura que no requiere su labor.  A todo correr se están  reparando locales y construyendo algunas escuelas en las ciudades y pueblos,  mostrado en reportajes de la televisión. 

Se han ampliado las plazas para la enseñanza técnica y profesional al 58% por carencia de obreros calificados y técnicos medios, y dejan a preuniversitario el 42% restante.  También en las carreras universitarias se restará capacidad a las humanidades y se  estimula la incorporación a las técnicas.  Con el fin de cubrir el déficit de profesores especializados se han creado aulas anexas a los centros productivos, y se argumenta que no será similar a los profesores emergentes, pues se trata de especialistas de la producción, para quienes se realizó un seminario nacional preparatorio para docentes del 5 al 9 de julio.  Además, se ha manifestado que facilitan equipos que no poseen las actuales escuelas, aunque en esas industrias no son modernos, y sientan las bases para los futuros politécnicos. 

Desde el pasado año comenzó la selección de alumnos de onceno grado que concluirán el bachillerato en las universidades, con el compromiso de estudiar las carreras más necesarias.  La experiencia se inició con física, química, matemática y biología, y este curso se extenderá en algunas provincias a especialidades agropecuarias.  También se ha cambiado el sistema de evaluación del rendimiento académico en todos los niveles, y en la secundaria básica se ha incorporado la asignatura de educación laboral y continuará el énfasis en la ortografía.

En la enseñanza primaria tienen que hacerse cambios radicales.  Se requiere desde maestros sólidos, capaces de trasladar ejemplo de comportamiento y educación formal hasta la eliminación de imposiciones político-ideológicas a favor de los valores humanos, los buenos modales, y el respeto a niños y mayores. 

Lamentablemente, la crisis económica, política y social ha trastocados los conceptos que se forjan desde temprana edad.  La simulación y la mentira están presentes en  hogares, donde se oculta el robo y la bolsa negra;  la escuela y la organización de Pioneros, donde hay que repetir consignas y esconder las opiniones; y el barrio, donde los Comités de Defensa de la Revolución y otras organizaciones vigilan y en cuyas actividades la participación es compulsada.  

Para recomponer Cuba con ciudadanos participativos, capaces  y reconciliados es fundamental revertir las décadas de deformación, y elevar realmente la instrucción y la educación. 





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