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Un puma en la CTC

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Si el cantante venezolano José Luís Rodríguez, “El Puma”, hubiera pertenecido a una empresa artística o de cualquier otro sector en Cuba, otra sería su canción. Jamás hubiera gritado a los cuatro vientos aquello de “voy a perder la cabeza por tu amor”, en una isla donde muchos funcionarios andan descabezados como muñecas de feria.

Acá, coreada por cientos de trabajadores a lo largo y ancho del país, su canción, éxito de los años 80, cambiaría un fragmento de la letra, para decir: “voy a perder la cabeza por tu error”. Y no es para menos cuando administrativos, dirigentes sindicales y eso que llaman cuadros del partido, hacen desaparecer expedientes laborales como por arte de magia, como si fueran émulos de David Copperfield.

De nada sirve que Yamina Peña, directora de trámites del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS) asegure que la Resolución No. 8 del año 2005, garantiza la custodia de los expedientes laborales en cada centro de trabajo.

Tampoco que pondere los efectos del Decreto No. 83 de 2009, que afirma que los dirigentes, funcionarios y técnicos en funciones están sujetos a medidas en el orden administrativo, laboral o penal de perder ese intransferible documento.

Sin embargo, en Cuba, país de la siguaraya, todo puede suceder, menos que se cumplan las leyes y decretos. Está comprobado que a mayor exigencia de responsabilidades, es más grande el incumplimiento.

Si no, que le pregunten a la trabajadora Mercedes Zamora que, mareada de tanto peloteo para recuperar su expediente laboral, decidió acudir al semanario Trabajadores en busca de una solución. Pero tanto Mercedes como cientos de cubanos que necesitan el expediente para la jubilación y otros trámites, se equivocan al mencionar la soga en casa del ahorcado.

El semanario Trabajadores es una vitrina más donde se muestran las manipulaciones. Como el resto de los medios informativos del país, cumple órdenes y orientaciones y nada puede resolver. Ni siquiera lo intenta. Sus páginas sólo sirven para hacer llamamientos y convocatorias. “El ministro del sector respondió de forma urgente”, a los seis meses, o: “Su caso no constituye una violación del derecho laboral”. Son las respuestas más frecuentes.

En ocasiones, aseguran al  trabajador afectado que tiene la razón, pero no debe olvidar el bloqueo, los traumas subjetivos, la falta de pericia y otras idioteces justificativas que empezaron hace medio siglo y no tienen para cuando acabar.

Si desaparecen barcos, nacen aviones a la aeronáutica nacional, se esfuman un millón de empleos y la fábrica de funcionarios inútiles no deja de producir, ¿cómo no se va a perder un expediente laboral?

Un puma, entre las tantas fieras de la Central de Trabajadores de Cuba, no sería problema, si miles de obreros cada día no tuvieran que entonar, a capela y sin auditorio: “Voy a perder la cabeza por tu erroooor”.

vicmadomingues55@gmail.com





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