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Paquetes

Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - La mayoría de los cubanos carga siempre con mochilas, sacos, bolsos, jabas de nylon, tela, yute, o tejidas con fibras naturales. 

Al ver imágenes de otros países nos percatamos de que en ellos la no gente anda con tantos paquetes todo el tiempo, como nosotros. Por “allá”, sólo al regresar de compras se ve a la gente cargada. Acá, aunque compremos menos, cargamos más y siempre. La escasez en los mercados hace que muchas personas tengan que cargar, desde las ciudades, productos industriales hacia los campos, y productos agrícolas en sentido contrario.

En el mercado negro no siempre se consigue todo lo necesario,  por lo que hay siempre que aprovechar y comprar lo que aparezca, en la mayor cantidad posible, a veces para revenderlo por un poco más y lograr alguna ganancia. Por eso también la gente anda siempre cargando con los productos adquiridos en todas  direcciones.

Priorizar los suministros a Ciudad de La Habana y a las ciudades más pobladas, unido a la insuficiencia de la oferta, propicia un flujo continuo de gente cargando cosas de acá para allá y de allá para acá. Unos cargan yogurt, quesos, frutas, pescado fresco y otros alimentos hacia las ciudades. De ellas regresan con champú, cremas, juguetes y muchas otras cosas que no se consiguen en el interior del país.

Paquetes de comida robada de algún comedor o de almacenes, tanquetas de pintura llenas o vacías, juguetes comprados en tiendas de todo por un dólar, para la reventa, ropa enviada por un amigo o pariente desde el exterior.

También nos hemos vuelto creativos en eso de los paquetes que llevamos; lo inimaginable  viaja en los paquetes con que siempre debemos cargar al trasladarnos. Aunque no he podido confirmar el hecho, me cuentan que una pareja llegó en días pasados al entronque de Mariel a Cabañas, cargando un gran cake para la fiesta de quince de la hija en Ciudad de la Habana.

Un policía incrédulo les pidió que cortaran el pastel. Después de un poco de resistencia lo cortaron  y… ¡sorpresa!, bajo la cubierta de merengue, había en realidad carne de res.

Aclaración para el lector extranjero: No es que a los cubanos nos guste el cake de carne de res o la carne de res con merengue, sino que traficar con carne de res por estos lares es un delito casi más grave que matar a una persona. Como en la India, en Cuba las vacas sagradas son solo para los Dioses.

Corrientemartiana2004@yahoo.com



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