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El conuco

Gladys Linares

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Cuando la familia de Rafael supo de la entrega de tierras improductivas en usufructo, lo convencieron para que solicitara un terreno cercano a su hogar. Un bosque de marabú. Pero ellos estaban dispuestos a entrarle con el pecho para limpiarlo y hacer de aquellas tierras un modelo de productividad. Fueron días y días de duro trabajo hasta que el marabú fue sólo un mal recuerdo.

Aldo, el hijo mayor, alquiló una yunta de bueyes con arado, y entre todos prepararon el terreno. En el vivero compraron posturas de mango, chirimoya, aguacate, guanábana, naranja, limón, y otras. Algunos amigos les regalaron cepas de plátano. Buscaron cuanta cosa les servía para enmarcar los canteros. Incluso Fefa, la hija más joven, después de su jornada laboral, aportaba su esfuerzo en la siembra y cuidado de los vegetales. Hasta improvisaron una cochiquera para criar el puerquito de fin de año.

Tina, la madre, bautizó el terrenito como El Conuco, por aquello de que antes de abolir la esclavitud, a veces un amo entregaba una parcela al esclavo, llamada conuco, para que la trabajara por su cuenta, y luego el esclavo tenía que entregarle al amo una parte de la cosecha, pero el terreno era intransferible a otra persona.

Por aquello de que el ojo del amo engorda al caballo, hicieron un ranchito para protegerse del agua, el sol y el sereno cuando vigilaban El Conuco.

Aldo comentaba con amigos y vecinos:

-Todo va viento en popa. Sembramos boniato, calabaza y otras viandas, y cumplimos con la condición de entregar algunas de ellas al asilo de ancianos y al círculo infantil, como sugiere el Ministerio de Agricultura.

De tarde en tarde se veía a Rafael por el barrio vendiendo perejil, quimbombó, cebollinos, y alguna fruta, todo fresco y a precios módicos. Trabajaron durante años en el terreno. Invirtieron sus ahorros. Y en estos tiempos de escasez de alimentos, resolvían con lo que cosechaban.

Hace poco falleció el viejo Rafael. Al presentarse uno de sus hijos en la Dirección Municipal de Planificación de Agricultura para actualizar el contrato de uso del suelo en usufructo temporal, se le comunicó que el usufructo es intransferible, a lo que Rafael respondió:  

-¡Carajo, pero qué bien puesto está el nombre que le dio mi madre al terreno!




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