Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - “Todavía estoy en shock. Hay que ver esas imágenes para conocer como está la situación en Cuba”. Así me dijo una de las personas que vio recientemente, en formato audiovisual, una selección de los crímenes más horrendos ocurridos en la Isla en los últimos años. 

Según mi interlocutor los casos visualizados en su equipo DVD, parecen extraídos de un filme de horror.

“No podía imaginar que eso esté sucediendo aquí. El nivel de ensañamiento en los asesinatos es impresionante”, añadió el espectador de la macabra secuencia con una gestualidad que acentuaba su turbación ante la profusa muestra de desmembramientos, charcos de sangre y toda una serie de evidencias de los fatales desenlaces.

De acuerdo a la política informativa vigente, es nula la posibilidad de observar los pormenores de estos sucesos por los respectivos medios de prensa. De manera eventual podría aparecer alguno, previa dramatización, en un espacio televisivo reservado para ensalzar la labor de policías y peritos antes que llamar la atención de un problema cada vez con mayor presencia dentro de la Isla.

En los noticiarios, ni hablar. Tales casos cobran notoriedad, gracias a los rumores y a las aparatosas referencias en las conversaciones vecinales. Personalmente no me son ajenas las historias de alevosos acuchillamientos tras sufrir una estafa, mujeres destripadas por infidelidades, ancianos destrozados a golpe de hacha, ajusticiamientos a pistoletazos en la vía pública en presencia de una gran cantidad  de personas.

Esas historias desembarcaron en mis oídos con una naturalidad, que a más de 5 años de haberlas escuchado, aun me causan asombro.  Los crímenes eran relatados por sus autores, sin huellas de remordimiento. En no pocas oportunidades se podía notar en los trazos faciales o en la voz de los homicidas, la satisfacción de haber privado de la vida a un semejante.

Tanto las dudas como mi relativa candidez ante ese mundo de sadismo y criminalidad dentro de Cuba, se desvanecieron en los casi dos años de reclusión por ejercer el periodismo independiente.

De veras, nunca pensé que la degradación hubiese llegado a esos niveles. Recuerdo la historia de dos hombres a quienes no les bastó matar a su contrario. Después de muerto se comieron algunas de sus partes, previamente cocinadas a fuego lento.

Ahora vuelven a sonar las alarmas, con un video clandestino que quizás contenga detalles sobre varios de los crímenes que ya conozco en la voz de sus protagonistas. Con el agravamiento de la crisis económica es de esperar un repunte en esta sensible área, omitida en los partes noticiosos y en los discursos patrioteros.

Debe quedar bien claro que el paraíso socialista tiene sus bestias humanas. Una especie que se multiplica en el fragor de la crisis que azota a la nación con vientos huracanados. El hombre nuevo que proclamó Ernesto Guevara en los inicios de la revolución, como arquetipo de moralidad y virtud, dirige hoy una noble mirada a las cavernas.

Por suerte quedan reductos de civilización al margen de la retórica oficialista, pero ¡cuidado! por ahí cerca puede desatarse un pandemónium en un abrir y cerrar de ojos.

Hay actualmente en Cuba demasiadas personas proclives a usar la violencia en sus formas más descarnadas.