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Viejas historias

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Como son tantas las historias parecidas a la que me ocupa, cualquier cubano conoce alguna. Sé de una que sucedió por los años setenta: Una bellísima joven recién casada, se vio obligada a suspender la luna de miel que pasaba en el Hotel Internacional de Varadero, porque llegó el Comandante, la vio, y la mandó a buscar para que lo visitara en su habitación.   

La que voy a contar es mucho más conocida. Hasta aparece en varios libros recién editados en Europa, de autores muy serios que fueron “amigos de Cuba”.

Evelyne Pisier recién había salido de la adolescencia cuando hizo su primer viaje a Cuba en 1964. Estaba enamorada de la revolución. A pesar de que venía de Francia, un país libre, se dejó deslumbrar por la dictadura, y sobre todo, por el Dictador. Desgraciadamente, no fue ella la única, muchos cubanos también nos deslumbramos ante él. Un día, junto a un grupo de amigos, Evelyne  conoció a Fidel Castro.

“Esa noche -escribió en su libro novelado Cuestión de edad- me llamó a su encuentro. Parecía infantil e ingenuo. El, tan valiente, tan anti estadounidense, tan determinado. Hasta parecía generoso. Era terriblemente seductor”.

Los amores entre esta profesora de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de París, y el líder cubano, duraron cinco años; el tiempo que, según algunos especialistas en sexología, se mantiene viva la llama de la pasión.

En 1968 la hermosa francesa de origen vietnamita se desilusionó de su amante cubano, no por los miles de fusilamientos que ocurrieron durante los primeros años de la revolución, la libreta de racionamiento, el desbarajuste económico y social de la nación, o la falta de libertad impuesta por él, sino –así dice- por algunos intelectuales que metieron en la cárcel por homosexuales. Evelyne recogió sus bártulos, tomó un avión y no volvió nunca más a la isla caribeña de su romance.

Contrajo nupcias con el diplomático Bernard Kouchner, quien también la cortejaba en 1964. En su reciente autobiografía, Kouchner cuenta el incidente que lo enfrentó con el jefe de Estado cubano en un exclusivo cabaret habanero. Bailaba una melodía suave con Evelyne cuando súbitamente se apagaron las luces para que entraran Fidel Castro y su escolta. Castro, al ver a la joven francesa en brazos de otro hombre, se puso furioso. Con un miembro de la escolta la mandó llamar y se fue con ella.

Hoy Canciller de Francia, Bernard Kouchner confiesa en su libro que aquella noche tuvo ganas de romperle la cara a Fidel Castro porque sedujo a la muchacha que años después terminó siendo su esposa.

La historia se parece bastante a la de la, menos famosa, recién casada de Varadero. En ambos casos, como casi siempre, el Dictador impuso su voluntad.   




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