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Alboroto en Guanabo

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - El cierre y traslado provisional de la Secundaria Básica Amador López Mosquera, en Guanabo, a treinta kilómetros de la capital, levantó ronchas. Alumnos, padres y el resto de la población refieren airados los absurdos alrededor de la urgente mudanza.

“La advertencia de peligro de derrumbe y posible accidente mortal de educandos y educadores la dio el primer trozo de hormigón desprendido del techo de un aula. Comunicamos el peligro a la Dirección Municipal de Educación (MINED). Denuncié por escrito la situación a Lázaro Barredo, director del periódico Granma para que la publicaran. No ocurrió. Por insistencia de la dirección de la escuela se presentó allí una comisión del partido, el gobierno y dos arquitectos. Certificaron el mal estado de la segunda planta, de las tres que tiene la escuela. Indicaron la inmediata necesidad de desalojo y reparación capital”, explicó a este reportero el profesor Félix González, administrador del centro.

Había que aprovechar los dos meses y medio de vacaciones para realizar las reparaciones. El ministerio envió los materiales de construcción y asignó dos albañiles. Uno, alcohólico, estuvo más interesado en “empinar el codo” que en reparar. El otro, un cojo, su ayudante, se negaba a cargar cubos de mezcla alegando que le dolía la pierna. Hubo que despedirlos.

Mientras, el tiempo transcurría. La dirección de la escuela pidió ayuda al Ministerio del Turismo, donde laboran algunos padres de estudiantes. Este ministerio envió una brigada, que incluía  un arquitecto y un ingeniero.

Director, subdirectores, profesores y demás empleados de la escuela cooperarían voluntariamente. Faltaba precisar un detalle, al parecer el menos importante: el pago del servicio de la brigada, un trámite bancario rutinario entre ministerios. Para sorpresa de todos, Educación alegó no tener dinero para pagar.

El 6 de septiembre comenzó el curso escolar, sin que se hubiera realizado ninguna reparación del inmueble. Oscar, el director recibió lo mismo que los otros centros escolares: la bandera ¡Escuela Lista! Decidió no sumarse a la mentira, y no la colocó en el asta.

Otro desprendimiento del techo fue el detonante. Alarma y nueva visita de arquitectos, y la orden de desalojo. Suspensión de clases. Reunión de profesores, padres y alumnos al día siguiente. ¡Se formó la batahola!

El curso se reinició el 27 de septiembre, pero los alumnos fueron repartidos entre otros dos centros escolares, para disgusto de padres, alumnos, profesores, y de las escuelas receptoras, a las que trastornaron sus labores rutinarias.

Mientras, el Ministerio de Educación se lava las manos.

cosanoalen@yahoo.com  



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