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¿No hay jabas? 

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Un pullover, algunos de los bolsillos del pantalón o ambas axilas, se han convertido en envases de emergencia para los productos comprados en las tiendas recaudadoras de divisas (TRD). Cada vez es más difícil encontrar algo para envolver lo comprado en esos establecimientos, donde los precios causan vértigo.

La frase “lo sentimos no tenemos jabas”, es la última o la primera bofetada que recibe el cliente al frecuentar una de estas tiendas, en las que, además, el cliente se expone a algún gesto de descortesía, una clara muestra de indiferencia o una muy vaga explicación tras indagar sobre las características de la mercancía que piensa adquirir. Este es el denominador común de cómo actúa el personal que trabaja en estos comercios. El buen trato es algo perdido, en su lugar están la insensibilidad y la falta de educación.

Hay casos en que demandar una bolsa de nylon para llevarse lo adquirido es suficiente para recibir una refriega del dependiente o cajero. Se podría pensar que no proveer bolsas es una orden del organismo que  dirige la red comercial. De existir tal disposición, nadie se ha enterado en Cuba.  

Hasta el momento son desconocidas las causas del problema y parece que la solución tendrá que esperar. Lo que parecía un fenómeno pasajero y localizado en algunos centros, es hoy un asunto que afecta a casi todas las TRD de Ciudad de La Habana. Entre una larga suma de eventos que rozan la ficción, está el caso de un señor con cara de angustia que esperaba en la fila para pagar un kilo de hígado de res; producto que sostenía entre sus manos levemente separadas del cuerpo para evitar nuevas salpicaduras de sangre.

Bolsillos para llevar artículos de aseo personal, camisas convertidas en valijas para trasladar media docena de latas de cerveza, axilas para flautas de pan y pomos de aceite vegetal, son parte de las  alternativas puestas en práctica ante la crónica falta de jabas.

“Salir a la calle sin una jaba es como marchar a la guerra sin fusil”, dijo una señora después de comprar un pollo congelado en los Almacenes Ultra.

Lo insólito de la situación es que el monopolio de distribución y venta de jabas pertenece  al mercado negro. Alcohólicos, desempleados, personas con deficiencias mentales y delincuentes, apenas se ocultan para vender su codiciado producto.

Los suministros son afectados por breves interrupciones. Es raro no encontrar entre los portales o en las inmediaciones de los mismos establecimientos donde no existe la posibilidad de comprar un jabuco, a alguien que venda, a gusto del consumidor, jabas grandes y pequeñas al precio de un peso en moneda nacional.

De más está decir que deben ser sustanciosas las ganancias de los eficientes abastecedores de los vendedores callejeros de jabas, y en menor escala la de los vendedores mismos, parte del sector marginal que crece como la espuma.

oliverajorge75@yahoo.com





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