Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Las opiniones recogidas, y las escuchadas entre la población en lugares públicos y privados, permiten enumerar algunos de los temores del pueblo ante el inminente despido masivo de trabajadores.

Entre los habitantes del interior del país, el mayor temor es que se dé preferencia a los oriundos de Ciudad de la Habana en los centros laborales capitalinos, y así matar dos pájaros de un tiro: aliviar la plantilla de los lugares de donde los expulsen, y presionarlos para que regresen a sus lugares de origen.

Las personas de bajos ingresos se preguntan con qué van a iniciar alguna actividad por su cuenta si no tienen nada para invertir. Carlos Suárez dijo a este reportero: “Casi nadie tiene ahorros. Al que no le manden de afuera, ¿con qué va a invertir? Es lo mismo que con las tierras que están dando en usufructo, la mayoría de los campesinos no tiene ni una guataca para trabajarlas”.

Otro temor generalizado gira alrededor del método para seleccionar a los futuros cesantes. Mirta Mendieta, empleada del Ministerio de la Industria Básica, manifestó: “Tú verás que ahora sacan a los mejores trabajadores y dejan a los burócratas, a los amigos de los jefes, a los más cercanos a ellos, y los otros que se fastidien. Va a suceder lo mismo que cuando repartían estímulos por el sindicato”.

Algo a lo que temen muchos es la proliferación de las “bajas pasiones” y las traiciones en aras de defender a capa y espada los puestos de trabajo. “Ahora los chivatos tratarán de destacarse. La sacadera de trapos sucios se pondrá a la orden del día. Lo mismo que pasaba en aquellas asambleas de méritos para pelear por el derecho a comprar un efecto electrodoméstico” –expresó Leticia Ramírez.

Un temor compartido por la mayoría de los consultados es la posibilidad de que se incrementen los robos como medio de obtener ingresos inmediatos. Nadie va a dormir tranquilo. Cuando el zapato aprieta, cualquiera se vuelve loco y comete un disparate.

La información oficial brindada hasta el momento solo habla de la autorización para realizar trabajos por cuenta propios, pero no da muchos detalles acerca del marco legal en que se desarrollaran las empresas privadas maniatadas que supuestamente deben “perfeccionar el socialismo”.

Al temor natural que producen los cambios, se une la fuerte dosis de desconfianza hacia los promotores de los mismos.