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La crisis violenta

Augusto César San Martín

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Minutos  antes de entrar en la escuela, Gabriela,  hija de mi esposa, decidió regresar a la casa acompañada de la amiga, para recoger el material de estudio olvidado. Como tenían tiempo, decidieron no apresurarse y tomar por el camino más  transitado. Ambas se sorprendieron cuando el joven de unos veinte años, que habían visto merodear el Instituto  Preuniversitario Arístides Viera, se cruzó en  su camino. Sin darle tiempo a reaccionar, el ladrón se abalanzó  sobre el cuello de Gabriela para arrebatarle la cadena de oro que llevaba. El grito de espanto provocó la  huida del  asaltante, que corrió con la prenda, dejándole  desgarrada la blusa del uniforme escolar, un moretón en el cuello y el  trauma psicológico.

Media  hora después estábamos  en la  5ta. Estación de policía para denunciar el hecho. Allí nos enteramos que los asaltos se están repitiendo con alarmante frecuencia. Aun cuando no se publican estos sucesos en la  prensa, debido a su connotación, los habaneros conocen de hechos que ponen sobre el tapete la ola de violencia desatada en la  capital.

Durante  el asalto a la  cafetería El Becerra, en el municipio Playa,  el dependiente recibió 14 puñaladas que le ocasionaron la muerte. Días después asaltaron la hamburguesería del Parque Almendares, donde hirieron a un empleado (dos puñaladas) para robarle 500 pesos. También se conoce de asaltos en los ómnibus urbanos.

Las autoridades afirman que la delincuencia es un fenómeno extraño al  socialismo, herencia del pasado, y que es precisamente el  socialismo el sistema capaz  de erradicar este mal. Para combatirlo, en 1999 el gobierno fortaleció el Código Penal, aumentando las condenas de varios delitos. Se cometió el error de poner en riesgo la  correlación delito-sanción y las valoraciones circunstanciales del delito.

Diez años después, las  consecuencias están latentes en la medida que el robo estrecha vínculos con la  violencia que ejerce el  delincuente para evitar ser incriminado.

El  aumento del  desempleo y la incertidumbre económica que vivimos provocan desconciertos sociales que superan la represión y el castigo por parte  de las autoridades. Los cubanos esperamos que continúe elevándose el índice de criminalidad el año que viene, sin la debida respuesta del  gobierno, que jugó la  carta  errada  con el endurecimiento del Código Penal, con el propósito de evadir la implantación de verdaderas medidas que restauren la economía del país y purifiquen la sociedad.

sanmartinalbistur@yahoo.com





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