IMPRIMIR
¿Dónde estás Hurón Azul?

Aleaga Pesant (PD)

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Caminaba por Humboldt en dirección a calle O, cuando vio encendido el familiar cartel del que fue uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, El Hurón Azul.  Sin pensarlo dos veces encaminó sus pasos hacia el lugar. Como tiene pinta de yuma, inmediatamente tres jóvenes camareros se le acercaron para invitarlo a entrar. Y entró.

Recordó su primera visita a aquel lugar, y al cartel en la puerta que rezaba: “No se da comisión”. Una alerta a jineteras, pingueros y buscavidas.

Los dos primeros salones se mantenían casi intactos. Sillas, mesas, manteles y paredes mantenían el mismo orden y color. Sin embargo, los cuadros no eran los mismos. Pasó de un salón a otro advirtiendo la ausencia de los mejores cuadros de lo que fue una envidiable colección de arte cubano.

Lo que más llamaba la atención era la ausencia de comensales. A las nueve de la noche el restaurante, antiguo paladar, estaba vacío. Gentiles, los jóvenes pusieron la carta en sus manos, donde aparecían platos que invitaban a probarlos, aunque muy caros.

No los demoró más y salió a la calle P, luego de conocer que el antiguo dueño del restaurante estaba en prisión todavía, acusado de enriquecimiento ilícito. El Hurón Azul lo administraba ahora la empresa estatal Restaurantes de lujo.

Durante su existencia como paladar, y a diferencia de sus homólogos de la ciudad y el país, El Hurón Azul se caracterizó por la profesionalidad, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y un trato de excelencia. Por ejemplo, a partir de la segunda visita como comensal, se entraba a en el grupo VIP.  Se obtenía una tarjeta magnética con su nombre y un número de membrecía, que permitía obtener descuentos y mayores servicios con cada nueva visita. Algo imposible en los restaurantes del Estado. 

Su competitividad desbancó los caros y obsoletos servicios de cocina de los restaurantes estatales.

De cara a las llamadas reformas económicas y la autorización para ejercer el trabajo por cuenta propia, visitar el antiguo paladar nos muestra la razón de la desconfianza de los potenciales empresarios cubanos hacía el gobierno. Ninguno de los probables hombres de negocio, todavía en las sombras, quiere terminar en la cárcel, como Juan Carlos Fernández, dueño de El Hurón Azul.

aleagapesant@yahoo.es





http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.