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Homenajes a una Diva

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -El Festival de Ballet de La Habana, realizado entre el 28 de octubre y el 7 de noviembre  y dedicado al 90 cumpleaños de Alicia Alonso, tuvo momentos estelares con figuras y agrupaciones de la isla, Norteamérica y Europa, pero sobredimensiona tanto la leyenda de la Prima Ballerina Assoluta que distorsiona la situación del Ballet Nacional, marcado por el éxodo de sus mejores bailarines y coreógrafos y por la estética del clasicismo que distingue y limita las entregas creativas.

Es innegable el talento y la labor fundacional de Alicia, sus triunfos en New York, Paris, Moscú y otras capitales desde 1940 hasta fines de los sesenta; además de forjar a generaciones de bailarines junto a Fernando Alonso, su exmarido y exdirector del Ballet Nacional de Cuba; pero si la Diva dirige será tras bambalinas pues sus problemas visuales y el paso del tiempo la inmovilizan, de manera que tanto la Escuela como el Ballet cubanos, montados a imagen de su faraónica realeza, existen a pesar de Alicia, aunque el sistema de estrellas del castrismo le adjudica el trono hasta la muerte, lo cual explica sus incesantes coreografías, clases magistrales y  distinciones.

Para no contrariar a los fanáticos de la Alonsova me referiré a los homenajes recibidos por la Diva durante esta 22 edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana, al cual asisten compañías de 18 naciones, entre estas el American Ballet Theater, el Royal Ballet de Londres y el English National Ballet, los ballets de las Ópera de Berlín y Munich, la Compañía Nacional de Danza de España, el Malandain Ballet Biarritz, el Ballet Teatro Teresa Carreño, estrellas del New York City Ballet y bailarines invitados como Maruxa Salas y Vladimir Vasiliev, quien le entregó a Alicia el Premio de la Fundación Galina Ulanova de Rusia.

Durante la inauguración del Festival se presentó un documental sobre el itinerario vital y creativo de Doña Alicia; homenajeada a su vez por la Cinemateca de Cuba, que inauguró en la galería del Chaplin una colección de fotografías en blanco y negro, acompañada por carteles y objetos escenográficos evocadores de la Diva.

La Cinemateca y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos difundieron los filmes Alicia en los países maravillosos, realizado en 1962 por Pastor Vega;  el corto Espiral, de Miriam Talavera (1990) y Alicia, la danza siempre, de Manuel Iglesias (1996); mientras la Galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana, sede del Ballet y la Ópera, presentaron el documental La Bella Durmiente del Bosque, con adaptación coreográfica de la ex bailarina.  

El salón de Orígenes inauguro la bellísima exposición de pequeñas esculturas Trozos de la memoria, de Isabel Santos Roja, confeccionada con cera, metal y madera; alusivas a momentos y figuras del ballet, especialmente la Alonso.

Sabemos que en todas las manifestaciones del arte existe el vedetismo, pero el protagonismo de nuestra Diva es el colmo de la Egolatría. Alicia ya no revolotea en el lago de los cisnes ni reencarna a Carmen o Giselle, mas no encuentra la puerta del retiro.





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