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Comienza la guerra contra Facebook
 

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Por más que se afirme que están cambiando de mentalidad, y por mucho que algunos se esfuercen en procurarles crédito, los caciques de Cuba no pueden evitar dar muestras a cada paso de su crónica vocación de trogloditas. Basta constatar el malestar que les causa que la gente se reúna sin su permiso y sin su control, aunque sean pocos, y aun cuando la reunión no tenga carácter político.

Según la última bola que rueda en las calles habaneras, la entidad estatal ENET, de ETECSA, que presta servicios de internet para particulares autorizados (mayormente extranjeros que residen o trabajan en la Isla), les está comunicando de modo verbal a sus usuarios que no deben acceder a Facebook, y que de hacerlo, una vez ya advertidos, les será retirada la conexión.

El objetivo de tan ridícula censura, según se comenta que explicaron confidencialmente los funcionarios, es impedir que este sistema sea utilizado para el intercambio de información o de ideas o de planes con fines anti-régimen.

También, según dicen que dijeron, la prohibición pretende proteger la virginidad moral del pueblo, evitando que Facebook sirva como vidriera para el comercio del sexo. 

En fin, otra muesca para el colt de nuestros salvadores de la patria. De ser real, y lo parece, aun cuando no la hayan dispuesto por escrito, esta nueva interdicción del régimen trae toda la pinta de una consecuencia asustadiza por el escándalo de Wikileaks, al cual, dicho sea de paso, han estado intentado sacarle lasca propagandística, sin prever que la primera pregunta que viene a la boca de casi todos por acá al escucharlos es: ¿Cuán grande sería el estercolero si se produce un Wikileaks en torno a las travesuras internacionales del cacicazgo? 

Por cierto, con la intención de encontrarle un símil criollo a la caldera podrida de Wikileaks, un jodedor de mi barrio elucidó que es como si la esposa de un señor muy macho lo descubriera en pleno divertimento sexual con otro muy macho, en su cuarto y en su propia cama matrimonial. Lo peligroso para quienes se diviertan luego especulando a costa del chisme es que ellos también están casados.
 
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